Esteban Daniel Ostojich Vega es un vecino más de San José de Mayo, Uruguay, un departamento de 100 mil habitantes conocido en primera instancia porque allí reside, también, Luis Mario Vitette Sellanes, protagonista del Robo del Siglo en el Banco Río de Acassuso, Argentina. Allí nació, el 12 de abril de 1982, el árbitro designado para la final de la Copa América que este sábado disputarán la Argentina y Brasil en el Maracaná.

Para entender qué distancia hay entre Argentina y Uruguay alcanza con saber que un viaje directo en la embarcación comercial más reconocida es de apenas 2 horas y 30 minutos. Acá nomás, cruzando el charco. Y esa metáfora bien puede familiarizar a Ostojich con este lado del Río de La Plata a partir de un dato clave: su debut como árbitro de selecciones fue, curiosamente, en un amistoso que Argentina le ganó 2 a 0 a México, en Córdoba, en noviembre de 2018 .

Pero todo había comenzado mucho antes, en 2004, cuando el maragato Ostojich se recibió de árbitro. Desde entonces le tomó nueve años hacer su debut en el fútbol profesional, lo que ocurrió en septiembre de 2013, en el Torneo Uruguayo.

Su crecimiento a partir de allí fue continuo y logró instalarse como uno de los mejores árbitros sudamericanos en la consideración de la Conmebol e incluso de la FIFA, que le dio el grado de internacional en 2016.

Hoy Ostojich se dedica completamente a los compromisos de su actividad arbitral y a su permanente formación, lo que lo obligó a dejar el trabajo que que llevó a cabo durante 13 años como profesor de ajedrez en la Uni3 de Uruguay, una institución no formal para personas mayores ubicada en Montevideo, donde además tenía funciones administrativas.

Lanzado definitivamente a su rol arbitral, participó de manera ininterrumpida en las últimas cuatro ediciones de la Copa Sudamericana, mientras que desde 2017 también lo hace en la Copa Libertadores.

A sus 39 años su logro más importante está, sin embargo, afuera de los terrenos de juego. Padre de cuatro hijos, y un habitante reconocido en San José, donde lo valoran como una figura pero no lo asedian. “Por acá anda como uno más”, cuenta a TN Deportivo un vecino del juez.

Pero la tranquilidad de San José se transforma en orgullo y emoción cuando Esteban aparece en la pantalla grande como protagonista de grandes eventos del fútbol, algunos de trascendencia mundial, por los que algunos de los ciudadanos del pueblo han presentado ante las autoridades que Ostojich sea reconocido como ilustre y que tenga, incluso, las llaves del departamento.

El árbitro junto a sus amigos en Uruguay.

Esteban Ostojich puede presumir en su CV de haber impartido justicia en clásicos uruguayos, en partidos de Sudamericana y Libertadores, entre ellos la última final en la que Palmeiras le ganó al Santos, pero muchos recordarán eventos trascendentales en los que participó como su designación junto al equipo de árbitros uruguayos para ser el árbitro VAR en la final de la Libertadores del 2018 que River y Boca jugaron en Madrid o cuando fue principal en la final del Mundial de Clubes 2020 que Bayern Munich le ganó a Tigres de México.

El uruguayo fue, además, árbitro central del partido revancha de semifinal de la Copa Libertadores entre River Plate y Palmeiras en aquel recordado 2 a 0 a favor de River luego de haber caído 3 a 0 como local.

Estos puntales de la trayectoria de Ostojich más el bajo nivel de algunos de sus colegas durante esta Copa América como el chileno Roberto Tobar o el colombiano Wilmar Roldan lo convirtieron en el elegido de la Conmebol para la gran final entre la Argentina y Brasil en el Maracaná.

Claro que no está exento de la crítica, máxime por los errores que cometió en el partido de cuartos de final entre Perú y Paraguay, pero fundamentalmente por el antecedente que los argentinos más recuerdan: fue cuarto árbitro en la semifinal de la edición 2019 del torneo continental que Brasil le ganó 2 a 0 a la Argentina, partido en el que los de Lionel Scaloni fueron claramente perjudicados con dos jugadas de claro penal que no fueron sancionados.

Lo cierto es que el de mañana será otro partido. Argentina y Brasil por la final de la Copa América en el estadio Maracaná no es un partido para cualquiera. El propio Ostojich utilizó su cuenta oficial en Instagram para expresar su sensación ante tal compromiso: “¡Listo! Mi primera final, con entusiasmo y responsabilidad”, escribió.

Hace varios años ya, cuando aún era más profe de ajedrez que árbitro destacado, contaba de su trabajo: “Recibo mucha gente en el local, les indico donde son sus clases y sus horarios. Están pendientes de mi carrera y se pusieron muy contentos con lo del clásico”, mencionaba a horas de su primer Nacional-Peñarol.

“En el trabajo me apoyan mucho. Me dan una buena mano cuando tengo que viajar, tanto mis superiores como mis compañeros de trabajo me hacen el aguante. Porque cualquier viaje me demanda tres días”, agregó por entonces.

Lo de Ostojich con el arbitraje no es nuevo. Su padre, apodado Cono, fue un destacado juez en la Organización de Fútbol del Interior de Uruguay (OFI), y su abuelo también dirigió en los torneos de fútbol de San José. Cuando no dirige, Esteban pasa tiempo con sus amigos de toda la vida y la plaza central de San José suele ser un punto de reunión del grupo.

Serán los 100 mil de San José, Uruguay, algunos de los tantos alrededor del mundo que mañana estarán pendientes de lo que hagan Lionel Messi, Neymar y compañía en el Maracaná, en la gran final de la Copa América. Pero también lo estarán de lo que haga Esteban Ostojich, a quien a los 39 años le llega la gran oportunidad de su vida. El deseo de todos los amantes del fútbol: que su tarea pase desapercibida, lo que dará cuenta de haber hecho un buen trabajo. Que así sea.