Emocionado. Roger Federer se quebró constantemente tras el final del partido. Se mostró agradecido y confesó:  "Ha sido un viaje increíble".

Llegó el día, el partido y ese punto final en el super tie break. Roger Federer, para muchos el más grande tenista de todos los tiempos, se retiró ayer de la práctica profesional y le puso el broche a una carrera en la que trascendió el tenis. A los 41 años, el suizo de los récords disputó su último partido y lo hizo jugando dobles con su gran amigo y rival, el español Rafael Nadal, con una derrota en la Laver Cup que resultará anecdótico frente a una trayectoria intachable. Su Majestad ya es una leyenda viva.

Ante un estadio completamente lleno, el certamen de exhibición que se disputa en Londres vio la última función de Federer. El suizo jugó en pareja con Nadal y fue derrota por 6-4, 6-7 (2-7) y 9-11 ante los estadounidenses Jack Sock y Frances Tiafoe, en un encuentro marcado por la emoción.

Tras el final del juego comenzó la ovación y las lágrimas de Federer. Se tomó unos momentos en su silla, rodeado respetuosamente por sus compañeros de equipo, todas grandes figuras que lo acompañaron y alentaron. Luego se incorporó y tomó el micrófono, intentando dar un discurso de agradecimiento, pero le costó tanto. Es que se quebró repetidamente por la emoción, mientras el estadio aplaudía y gritaba en una ovación que pareció interminable. En la tribuna, su esposa, Mirka Vavrinec, lloraba a la par.

En andas. Los integrantes de los dos equipos en la Laver Cup le dieron una vuelta en andas. El público lo ovacionó de pie.

El crack nacido en Basilea el 8 de agosto de 1981 mantuvo vigente una especie casi en extinción, la del tenista clásico. Conquistó durante sus 24 años de carrera 20 títulos de Grand Slam, ocho de ellos en Wimbledon, fue número uno del mundo durante 310 semanas y acaparó en total 103 trofeos en el circuito.

Además, el eximio tenista fue medalla dorada en los Juegos Olímpicos de Beijing 2008 en dobles junto a su compatriota Stanislas Wawrinka, y conquistó la Copa Davis para su país en 2014, entre sus logros más salientes.

"Ha sido un día grandioso. Estoy feliz, no triste. Se siente genial estar acá", afirmó Su Majestad al finalizar el encuentro. Y añadió: "Disfruté ponerme las zapatillas una vez más. Fue divertido. Estar acá con los fanáticos, la familia, amigos... Estoy muy contento de que lo superé. Fue maravilloso. Jugar con Rafa en el mismo equipo, tener a estas leyendas". Y, entre lágrimas, sentenció: "Gracias a todos. Los amo. Ha sido un viaje increíble".

El tenis ya no será igual.