Independiente vivió uno de esos partidos que quedarán grabados en la memoria del hincha para definir el término increíble: empató 1-1 con Lanús en el Libertadores de América y no pudo clasificarse a la Copa Libertadores. El local tuvo una innumerable cantidad de situaciones de gol, pero el arquero rival fue la clara figura que terminó diluyendo su sueño.

Si bien el Granate había comenzado mejor, el Rojo fue dominando lentamente las situaciones de la primera etapa hasta adueñarse del trámite del cotejo. En ese contexto, y ya con los de Jorge Almirón recluidos en su área, es que apareció el tanto que abrió el partido: Emiliano Rigoni controló en la medialuna y sacó un disparo inatajable para Esteban Andrada.

Con un público enardecido, Independiente se llevó por delante a Lanús en el inicio del complemento: en apenas cuatro minutos, Andrada debió salvar a la vista en dos ocasiones tras una contra de Rigoni y un cabezazo de Albertengo que se metía besando el poste.

Los de Ariel Holan eran superiores en el juego, pero una mala salida de Nery Domínguez generó el hueco con un error para que el elenco rival arribe al empate: José Sand rompió el palo del arco que defendía Martín Campaña y en el rebote el Bicho Aguirre clavó el balón en el ángulo.

A los 28 minutos, Ezequiel Barco desperdició la gran chance de darle la clasificación a Independiente desde los 12 pasos. Luis Herrera le hizo un claro penal a Rigoni que Germán Delfino no dudó en pitar –Aguirre se fue expulsado por protestar–, pero el arquero del Granate adivinó la intención del juvenil de Avellaneda.

A partir de ese momento, la figura de Andrada creció a cada segundo: le ahogó el grito a Benítez, Rigoni, Sánchez Miño, Albertengo y Erviti. Todos tuvieron su ocasión para darle el pasaje a la Copa Libertadores al local, pero el arquero de Lanús se transformó en figura.

Independiente terminó en la 6ª posición con 53 tantos y se quedó en la puerta de la clasificación a la Libertadores. Irá a la Sudamericana, al igual que Lanús.