El fútbol de AFA parece haber perdido el rumbo, por lo menos en lo que se refiere a la lógica. Tanto que los dos equipos más populares del país -River y Boca- deambulan en una increíble incertidumbre sobre sus futuros inmediatos. Esto no es nuevo. Ya hace algunas temporadas que los dos vienen de capa caída. Tanto que el Millonario, hoy por hoy, está pagando esa ineficacia de no lograr buenos resultados en los torneos pasados y lucha por sumar puntos para no entrar en la Promoción. Y el Xeneize no puede recuperarse y está en el fondo de las posiciones del Clausura que se juega.

Raro. Porque River y Boca siempre se armaron bien antes que empiece cada campeonato y fueron protagonistas con mayor o menor intensidad. Si bien es cierto que las arcas en lo económico no son las mismas que décadas atrás, éstos grandes se las arreglan para sumar jugadores. No fue el caso de River, pero sí el de Boca. Porque el de La Ribera cambió técnico (llegó Falcioni) y el ex DT de Banfield pasó a contar con Erviti, Somoza y el "Burrito" Rivero. Los tres jugadores importantes que se sumaron al nuevo proyecto.

Inclusive luego de un verano alentador -nunca perdió-, Boca ganó en las apuestas previas al torneo, porque la gran mayoría de la gente lo eligió como el máximo candidato al título.

Algo parecido pasó con River, que apostó a varios de sus juveniles y hasta algunos aventureros lo situaron entre los favoritos a estar en la pelea por la corona.

En los dos casos, las expectativas se van rompiendo a medida que avanza el Clausura. River empata y no suma como es debido para salir de la zona peligrosa. Y Boca pierde increíblemente con quien sea. Falcioni ya mandó al ruedo a Riquelme y ni con eso mejora. La situación se está convirtiendo en tensa. La lógica no es tan lógica y los grandes no son tan grandes.