Este jueves, a los 81 años, murió Guillermo Riofrío, considerado el mejor basquetbolista que nació en San Juan. El reconocido pivote falleció en Córdoba, la provincia donde brillo y que eligió para residir gran parte de su vida.

Su última aparición pública fue el sábado 20 de abril de 2022, hace casi un año, informó el diario La Voz del Interior. Las Estrellas Blancas de General Paz Juniors, ese plantel que maravilló al básquetbol de antaño, se reunió en un local del Cerro de las Rosas para celebrar los 50 años de una promesa efectuada en 1972: mantener viva la amistad del grupo y reunirse periódicamente.

Entre tanto abrazo de reencuentro, los más efusivos tuvieron por destinatario la alta silueta de Guillermo Riofrío, quien se había autoimpuesto un larguísimo “retiro voluntario”, desde la trágica desaparición de su hijo Gabriel, ocurrida en una cancha de básquet el 7 de enero de 2001. Esa reunión fue, de alguna manera y sin saberlo, su despedida pública. Después se recluyó otra vez con los suyos, sufrió la amputación de una de sus piernas y su estado de salud se deterioró. 

Guillermo había nacido en San Juan el 3 de diciembre de 1941, brilló en Lanteri y fue un prócer en el básquet cordobés. ¿Cuántas veces se escuchó decir en el deporte que nadie es profeta en su tierra o, por el contrario, que fulano sólo es un jugador de “cabotaje”? Sobran ejemplos para graficar ambas situaciones, pero también existen excepciones que no hacen más que confirmar esta regla. Riofrío pertenece al selecto grupo de deportistas consagrados en su ámbito natal y también fuera de él. Sanjuanino de nacimiento y cordobés por adopción, fue idolatrado en su tierra, en el país y, por si faltara más, también se convirtió en embajador del básquetbol argentino en Europa, cuando el Viejo Mundo aparecía como un destino utópico y lejano.

Riofrío, a la derecha.

Ocupó centenares de páginas deportivas en los diarios y publicaciones deportivas de los ‘60, en artículos en los que el periodista debía utilizar todo su ingenio y análisis para escribir sus notas sin la palabra del “lungo”. Para un periodista, conseguir la “exclusiva” con Guillermo para su medio, era motivo de satisfacción al alcanzar esas metas difíciles que cada tanto nos impone esta profesión.

Riofrío fue un icono del básquetbol de San Juan en la época dorada de los campeonatos argentinos, cuando la selección provincial alcanzó el tercer puesto en los torneos de 1960 y 1962 –la mejor figuración de la FBSJ–, y también brilló con luz propia en Córdoba, a pesar de integrar un plantel como el de las Estrellas Blancas de General Paz Juniors, donde lo que sobraba eran jugadores de calidad.

Allí jugó al lado de Marcelo Farías, Hugo Olariaga, Gustavo Chazarreta, Cleodomiro Oliva, Samuel Oliva, Hugo Durá, Hugo Montivero y tantos más con los que conformó un equipo que fue prácticamente invencible a nivel nacional. Con ellos ganó cuanto campeonato se organizó y consiguió la proeza de vencer al poderoso seleccionado de Bahía Blanca dos veces en su propia casa. Fue en agosto de 1965, cuando las 5.000 personas que colmaron la cancha de Estudiantes para deleitarse con los valores locales Alberto “Mandrake” Cabrera, Atilio Fruet y José De Lizaso, terminaron aplaudiendo la efectividad del “larguirucho” sanjuanino, pilar fundamental de las dos victorias cordobesas: 82-81 y 91-79.

Después de su experiencia europea volvió a Córdoba para tirar los últimos “cartuchos”. Otra vez se sumó a los albos de General Paz Juniors y más tarde pasó a Redes Cordobesas, donde siguió con su costumbre de sumar títulos. A esa altura de la carrera, sus credenciales eran las de un veterano que las sabía todas: corría apenas lo indispensable, regulaba un poco el físico y rendía mucho.

Pero el tiempo, ese implacable verdugo que no sabe nada de básquet, un día se le plantó enfrente y lo frenó. Lo mandó al vestuario por última vez sin importarle que “el Pivote de América”, como un ocurrente fan lo bautizó, pertenezca a esa clase de jugadores que uno quisiera tenerlos siempre.

Hoy, el básquet llora su ausencia. El aro perdió un amigo que ya descansa en paz. Sus restos son velados en Córdoba y ta,bién serán sepultados en aquella provincia.