No había lugar para error, pero Sportivo Desamparados los cometió y los pagó con la moneda más cara, porque luego tuvo que salir a hacer la heroica y apenas le alcanzó con un empate 2-2 en el Serpentario ante el puntero Gutiérrez de Mendoza, que en dos contras desnudó la lentitud del víbora para retroceder que el punto que sumó lo sigue ubicando en zona de descenso porque a falta de dos fechas anoche sólo le servía ganar para respirar.

Nervioso, cortó de ideas, errático en los pases, y con movimientos en falso en defensa, fueron la consecuencia del presente de Desamparados, que en el debut del Roly Rodríguez como DT, sólo se destacó por la entrega y el corazón, porque anoche quedó demostrado que hasta la última fecha dará pelea con sus armas.
Era una final pero no la jugó como tal. Y por eso no lo ganó y sigue complicado con el promedio.

El próximo domingo, a las 16.30, Desamparados visitará a San Jorge de Tucumán.

Las escasas llegadas y quedar mal parado cuando perdió la pelota fueron un denominador en el Serpentario. Por eso en el primer tiempo sólo buscó desnivelar con remates de media y larga distancia con Lucero y Acosta. Y fue justamente la vía que lo puso arriba en el marcador cuando a los 20’ Juan Bueno vio adelantado al arquero Martínez Gullota y de 40 metros anotó un gran gol. El gol que le daba tranquilidad y nutría al sueño de triunfo.

Pero comenzaron los errores y de un tiro de esquina a favor, Gutiérrez metió un contra letal, para tras el centro cruzado, Capurro poner el 1-1 a los 27’.

Un gol que cambió el partido, porque cayó en el mejor momento de Sportivo, en el que incluso había logrado una mayor intensión en su propuesta de juego. Pero se durmió, le dio reacción al rival y el partido se le volvió a hacer cuesta arriba.

Y que se reflejó a los 44’ cuando Acosta se equivocó, entonces Valenti remató, Lucero dio rebote y Nicolás Gatto lo capitalizó para el 2-1 del mendocino que dio vuelta el tanteador justo antes del entretiempo.

Gol que le complicó la existencia a Sportivo, porque debió salir a jugar el segundo tiempo con la obligación extrema y sabiendo que no podía equivocarse más. Y con esos parámetros su propuesta fue deslucida, sin ideas porque la presión fue un factor determinante y ahí fue el por qué no tuvo claridad ante un Gutiérrez que se acomodó y lo espero.

Sportivo fue sólo ir para adelante, sin sustento, sin argumentos. Y cuando la preocupación ya era grande, Narváez fue más vivo que Martínez Gullota y el árbitro Acosta compró y sancionó un penal, que a los 26’ Bueno convirtió para el 2-2. Lo que le quedó al partido, fue un Víbora con amor y sin ideas, que así como arriesgó también lo pudo perder, para un empate que por ahora no es salvación.