El sprinter argentino del Quick-Steep Floors se impuso en el embalaje que definió la etapa en que una rodada dejó afuera a su compañero colombiano y a los sanjuaninos Fernando Escuela y Rubén Ramos, junto al italiano Manuel Belletti.

El bonaerense Maximiliano Richeze (Quick-Steep Floors) ganó ayer la cuarta etapa de la 36ta Vuelta a San Juan, el parcial inédito que unió Jáchal con Valle Fértil, pasando por la puerta del Valle de la Luna. El "Atómico" asumió con autoridad la postura de líder de su conjunto ante la baja obligada por una rodada del colombiano Fernando Gaviria. La general no sufrió mayores variantes en sus cuatro primeros puestos, pero sí desde el quinto hacia atrás porque el chubutense Eduardo Sepúlveda (Movistar) se retrasó y el sanjuanino Ricardo Escuela (Agrupación Virgen de Fátima) que junto a Rubén Ramos (Selección Argentina) y el italiano Manuel Belletti (Androni-Siderme), cayeron con Gaviria y debieron abandonar.

Jáchal entera salió a la calle, no sólo en la zona urbana, sino durante muchos kilómetros de la flamante ruta internacional 150. Los aficionados fueron una constante en gran parte del trayecto, sorprendiendo la cantidad de público que se ubicó en la zona de los túneles, siete en total, que llevaron al pelotón al techo de la etapa, donde se disputaron tres metas de montaña.

Como ocurrió en cada una de los parciales en línea, se armó una fuga que marcó la historia de la primera mitad de la competencia. Gerardo Tivani (Municipalidad de Pocito) fue quien arrancó apenas largada la prueba y detrás saltaron el chileno Pablo Alarcón (Canel"s Specialized), Daniel Eaton (UnitedHealthcare), el chaqueño Daniel Juárez (Asociación Mardan), el colombiano Alex Cano (Coldeportes-Zenu), el uruguayo Alan Presa y el bonaerense Adrián Richeze (Agrupación Virgen de Fátima). Entre ellos se repartieron la mayoría de las metas intermedias, porque al encarar la subida del cordón montañoso el pelotón viajaba a casi cuatro minutos de los líderes, que ya eran seis, porque un pinchazo dejó fuera de juego a quien fue el inventor de la pólvora, Gerardo Tivani.

Hasta allí fue una carrera donde los integrantes de los equipos grandes no gastaron energías en salir a buscar a quienes retaron a la montaña. Sabían que el ascenso mermaría sus energías y que en la bajada hacia San Agustín se acomodarían las cargas.

Así fue que cuando todo el grupo quedó en la cabeza de la carrera los hombres del Quick-Steep y del Lotto Soudal decidieron cerrar la escalera y provocaron una selección que dejó arriba a unos setenta ciclistas, cantidad que se redujo cuando se produjo la rodada, a unos 45 kilómetros de la meta, porque mientras arriba seguían pedaleando a fondo, muchos tuvieron que poner píe en tierra y luego retomar la marcha. El hueco entre el medio centenar que marcaba el ritmo y el resto se fue agrandando hasta llegar a media docena de minutos. Estériles fueron los esfuerzos de la gente del Movistar quienes asumieron casi en soledad la persecución porque el resto tenía hombres importantes en fuga y no los ayudaron.


Con la anécdota que debió neutralizarse la competencia porque había una pequeña bajada de agua en el Río Usno, que podría haberse superado con precaución, se

se llegó al final con un embalaje entre 49 ciclistas en el que el Quick-Steep mostró sus galones. Fue en ese momento que el colombiano Alvaro Hodeg lanzó a Maxi, quien en los últimos 100 metros se bancó el ataque de Giacomo Nizzolo (Trek Segafredo) y Matteo Pellucchi (Bora Hansgrohe), que completaron los otros dos lugares del podio. Llamado a asumir su responsabilidad en plena batalla, Maximiliano Richeze no defraudó la confianza de su equipo, demostrando que le sobra categoría y si lo dejan puede pelear y ganarle el embalaje a los más veloces del pelotón mundial.