Apoyado en la jerarquía individual de sus jugadores, que lo salvaron de varias lagunas creativas, River venció anoche a Rosario Central por 3 a 0 y encauzó su rumbo en el torneo en el que empezó con el paso cambiado cuando fue derrotado en el alargue por Estudiantes de La Plata.

El partido jugado en el flamante césped del remodelado Estadio Monumental, tuvo en el "Millonario" al equipo más ambicioso. Claro que el favoritismo que tenía de entrada no podía plasmarlo en la cancha porque Rosario Central le planteó un partido de lucha por la pelota en la mitad de la cancha y de los espacios en todos los sectores, especialmente en la salida desde el fondo de los dirigidos por Gallardo.

En la primera etapa el encuentro tuvo pasajes monótonos, porque River no cambiaba el ritmo y lo suyo se hacía previsible. Un par de ataques bien resueltos por Broun y mal definidos por los delanteros locales mantenían la paridad en el marcador. En el tercio final de la primera mitad la presión de River se hizo más evidente y llegó el gol de Borre, luego que bajaran una pelota de un córner.

Ese tanto sirvió para que River se despertara definitivamente y buscara definir la historia para no arriesgarse a sufrir otra decepción como la que vivida, siete días antes, en La Plata.

En el segundo tiempo, con las subidas de Angileri y Montiel por las bandas y la movilidad de los puntas, River inclinó la cancha. A los 12 minutos Montiel convirtió un penal que había cometido con una mano Laso. Medio minuto después se fue expulsado Mazzaco en Central y allí si la suerte de los rosarinos estaba echada.

Lo que vino después estuvo de más. River siguió siendo superior. Acorraló a Central en su cancha y, sin esforzarse demasiado, le cascoteó el rancho.

A los 18, recibiendo un rechazo corto, Nicolás De la Cruz marcó el tercero, sorprendiendo al arquero de Central que estaba tapado por sus compañeros, quienes intentaban una estéril defensa adelantandose sobre la pelota.

Con el resultado a su favor, Gallardo se dio el gusto de darle unos minutos de cancha a uno de sus nuevos jugadores, Andrés Palavecino.

La dinámica no se modificó y River buscó más pero se encontró con la buena tarea de Broun.