Dentro de dos fechas se jugará una nueva edición del superclásico mayor del fútbol argentino en el torneo Clausura de AFA. Como siempre, River y Boca acapararán la atención de todo el país. Y hasta de varias partes del mundo. Pero, por el opaco presente que viven ¿realmente merecen que la gente esté tan metida en ese partido?

Es tan malo el presente de los dos grandes, que por ahí estalla la tormenta antes que se enfrenten. River está decimocuarto, sumando apenas 9 puntos. Boca es el decimoquinto en las posiciones y totaliza 8 unidades. Durante este fin de semana que pasó, ambos perdieron en sus clásicos con los equipos de Avellaneda. Los de la Banda con el ahora puntero Independiente. Los Xeneizes en su propia casa ante Racing.

Estas últimas derrotas abrieron demasiadas heridas, especialmente en los pagos del equipo de La Ribera. Es que sus hinchas ya empezaron a enojarse de verdad y no sólo agredieron a algunos dirigentes sino que silbaron a su equipo cuando se retiró. Para colmo, ayer el vicepresidente del club, José Beraldi, habló y no dio garantías sobre la continuidad del técnico Abel Alves. "Los resultados mandan en los proyectos de los técnicos’, dijo. Hasta la semana pasada, desde la cúpula boquense todos aseguraban la continuidad de Alves hasta junio, cuando vence su contrato. Pero, como están las cosas, vaya a saber si el entrenador puede sentarse en el banco para el superclásico.

Por River, al técnico Leonardo Astrada hace rato parece que Passarella y sus colaboradores han dejado de defenderlo pese a todo. Inclusive hasta apareció el Pelado Ramón Díaz en escena, casi como postulándose para cambiar el rumbo de la malaria. Y ni qué hablar después de ser derrotados por un hombre (Américo Gallego) que es del riñón del Kaiser.

Así está todo. Mal, por supuesto, a pocos días del partido del que todos hablan. Queda una fecha entre medio. Boca irá a Victoria para visitar a Tigre. Y River esperará en el Monumental a Huracán. ¿Seguirá todo igual hasta dentro de dos fechas?