Buena impresión causó ayer la labor del delantero de River Matías Suárez. El cordobés integró el trío ofensivo con Messi y Agüero y no desentonó. Su rendimiento invita a seguir su evolución.

Tiene el mismo apellido que el socio que tiene Messi en el Barcelona. Posiblemente haya un campo de distancia entre lo que es el uruguayo y lo que es este cordobés, que anduvo por Europa, retornó a Belgrano donde alternó altos y bajos rendimientos y que, a pesar de ello, el ojo clínico de Marcelo Gallardo lo reclutó para River.

Anoche, en el San Juan del Bicentenario, Matías Suárez mostró cosas que invitan a creer que puede ser una alternativa importante en el ataque argentino. Con dos toques y un par de diagonales se entendió con su capitán. Messi encontró en él un socio para iniciar los remates de las jugadas. Esas que trató de generar con Lo Celso, con quien se encontró más de tres cuartos para atrás. Justamente de una combinación entre Messi y Lo Celso llegó la opción más clara que tuvo Suárez, que a los 26 minutos del primer tiempo sacudió la modorra del partido con un zapatazo en el poste. Con esa jugada empezó a modificar Argentina su ritmo y sacó de su eje a Nicaragua.

Después, sin Messi en cancha, también se las ingenió para influir, desbordando y creando opciones, como la que culminó en el tercer gol, cuando sacó a su marcador hacía afuera y con un toque sutil habilitó a Acuña quien metió el centro atrás y permitió que Lautaro Martínez anotara. Suárez aprobó su examen.

El delantero cordobés, de River, mostró algunas cosas muy interesantes.

DIBUJANDO PAREDES

> Jugando a un toque

Matías Suárez fue el más sacrificado de los tres puntas. Se tiró atrás para recuperar y fue siempre una opción de pase para sus compañeros en la gestación o en la finalización del juego.