La escenografía es la misma, el espectáculo es distinto. No contar con una cancha de rugby obliga a que los entusiastas jugadores del Relincho, entidad en formación pionera del deporte de la pelota ovalada en Iglesia, aprendan los primeros palotes en el campo de juego del Club Sportivo San Martín de Rodeo.

Como en el origen de todos los clubes, siempre hay soñadores que hacen lo posible, y también lo imposible, para hacer realidad esas lindas ideas que cooptaron sus mentes. Felipe Iacopino, Gastón Vaccarezza y Tomás Fernández Madero, quienes abrazaron el rugby en Buenos Aires, y actualmente radicados en Rodeo, son quienes hace un par de meses empezaron a entrenar con cuatro chicos. Recorrieron las escuelas invitando a los alumnos y hoy cuentan con 25 noveles jugadores, por lo que la meta próxima será fundar un club.

Así se nombra al guanaco jefe de una manada de hembras y sus crías.

Cuentan con sólo cuatro pelotas, pero les sobran deseos de transmitir los valores de un deporte que no se practicaba en aquel departamento.

El nombre elegido es Relincho, la camiseta, que está en proceso de confección, tendrá los colores verde, naranja y blanco. "Será parecida a la de Los Tilos", un tradicional club de Buenos Aires, contó Vaccarezza, quien desde hace ocho años se radicó en la ciudad que orgullosamente muestra al mundo su dique Cuesta del Viento, lugar ideal para la práctica de deportes náuticos a vela, o en el caso del kitesurf del esquí y el paracaídas.

Empezaron con dos prácticas semanales, los martes y jueves de 17 a 19.30, pero próximamente agregarán los sábados, de 11 a 15 con la idea que los jóvenes se reúnan a entrenar y compartan un frugal almuerzo que servirá para que vayan conociéndose más y conformen un grupo humano sólido que les permita empujar en los maul y scrum como si fueran uno solo.

Como en Jáchal tienen al Cóndor Rugby Club, también un club nuevo, que otro soñador empedernido, como Jorge Meglioli, fundó hace un par de años, los lazos fraternales nacieron espontáneamente. Hace un par de semanas se reunieron iglesianos y jachalleros para disfrutar de un encuentro que sirvió como un "bautismo" para los chicos de Rodeo. El sábado próximo los iglesianos devolverán la visita.

El trío fundador logró sembrar la semilla de la pasión por su deporte a un grupo de chicos que descubrió otra manera de divertirse respetando las normas de caballerosidad y que ansía crecer.

Convencidos de que deben insertar una importante dosis de abono para que esa semilla florezca, Iacopino, Vaccarezza y Fernández Madero ya hicieron contacto con todas las entidades donde alguna vez jugaron y están a la espera de elementos, como pelotas, chalecos y demás, que son indispensables para empezar a "sacarle lonjas" a los físicos de los entusiastas jugadores preparándolos para una futura competencia, que pretenden, en un futuro cercano, sea oficial.


Primer intento

Iacopino, vecino de Las Flores desde hace doce años, y copropietario del complejo de cabañas denominado "La comarca del Jarillal", junto al también ex rugbier sanjuanino Rodolfo Barilari, empezaron hace cuatro años a enseñar en aquel distrito.

Transmiten su pasión

Los tres mosqueteros


Todos tienen pasado en clubes de Buenos Aires, Vacarezza (46 años) se formó en Hindú, jugó en el Unión Sportiva Santboiana (Barcelona) y se retiró jugando en Liceo Naval.

Tomás Fernández Madero tiene 48 años. Se formó en Alumni, pero una fractura expuesta de tibia y peroné lo alejó de la actividad a los 21 años. Luego de muchos años volvió a practicar, pero de manera amateur en Liceo Naval. Es representante de una empresa que fabrica elementos para la práctica del kitesurf. Hace un año se radicó con su familia en Rodeo.

Por la lesión sufrida es quien tiene más experiencia en la enseñanza del rugby, porque trabajó en algunos clubes de Buenos Aires. Y, actualmente, colabora con Cóndor de Jáchal.

Iacopino, de 51 años, es quien empezó a darle vuelo a la idea (ver recuadro) hizo su formación y desarrolló toda su campaña deportiva, como primera línea, en el Pilar Rugby Club.