Medina-Varela-Almendra por un lado. Casco-Pérez-Ponzio por el otro. Las dos apuestas en la neurálgica zona del mediocampo, donde se ganan y se pierden partidos, puestas del lado de Boca y de River, respectivamente. Un duelo generacional de paso con toda la juventud del lado Xeneize y toda la experiencia y el oficio del lado Millonario. Terminó sin un claro vencedor, con un mejor primer tiempo del lado de los pibes de Boca y con alguna supremacía en el complemento del lado de los experimentados de River. Así, como el resultado, terminaron mano a mano. Sin un ganador claro, sin un dominador explícito.

Lo mejor del medio de Boca, dentro de un pobre trámite, estuvo en los primeros 45" de juego. En ese período, Alan Varela fue de lo más claro y cerebral en un Boca que estaba más obligado que nunca a ir a buscarlo. En la segunda parte, Varela ya no pesó en ese vital primer pase tras la recuperación y pensando en la Copa Libertadores, vio el descanso prematuramente. Almendra pudo ser su mejor escolta pero tampoco trascendió notoriamente, más allá de ese mejor andar en el primer tiempo.

Del lado de River, la ductilidad de un jugador todoterreno como Milton Casco recién se vio en el complemento, cuando Gallardo lo liberó a todo el mediocampo, poniendo por los costados a Carrascal y a Paradela. En ese trajín, Casco fue entrega total, bien acompañado por un Ponzio que aguantó el ritmo. Enzo Pérez salió pronto como para empezar a pensar ya en la Libertadores.

Fue un duelo generacional en el mediocampo y Boca lo pudo manejar mejor en la primera parte. River, con un par de retoques, se lo compensó en el complemento. Mano a mano, casi en todo.