Buenos Aires, 19 de mayo.- El Defensor de Menores porteño, Marcelo Jalil, reiteró hoy que el traslado de los niños del Hogar San José Obrero, sigue "vigente" y denunció que sufrió amenazas de muerte al igual que la jueza que tiene a su cargo la causa.

Jalil aseguró a Télam que el traslado se hará "de manera no traumática" y explicó que "a partir de los hechos del fin de semana, se tomarán los tiempos de cada uno de los chicos porque una medida que es para beneficiar a los chicos no puede perjudicarlos".

El viernes último, venció el plazo que había dado la jueza Myriam Rustan de Estrada para el traslado de los niños del Hogar San José, y cuando se decidió completar la medida se registraron disturbios con la Policía y oficiales de Justicia que estaban dentro del hogar.

El hogar depende de la Fundación Felices los Niños cuyo titular, el sacerdote Julio César Grassi, afronta la última etapa de un juicio por 17 cargos de corrupción y abuso de menores.

La magistrado ordenó la medida en base a informes de Jalil y del Consejo de la Niñez, Adolescencia y Familia de la Ciudad, que advertían sobre graves irregularidades en el establecimiento.

El defensor explicó que a partir del pedido a la justicia que realizó anoche, el Arzobispado tiene a su cargo la dirección y la conducción del hogar, junto al personal técnico del Consejo del Gobierno de la Ciudad que "es muy idóneo, que proveerá los recursos económicos para el mantenimiento".

Explicó que se tomó esa decisión "porque se tuvo en cuenta la contención afectiva del personal del colegio y de los directivos hacia los chicos" y agregó que "está prohibido el ingreso a gente de la fundación".

Jalil dijo que fue "amenzado de muerte" y que le pusieron "custodia aunque no la pedí" y agregó que la jueza Rustan de Estrada "que tuvo un papel ejemplar fue presionada, recibió amenazas telefónicas y le cayó una patota de 15 personas a la casa el fin de semana".

El defensor recordó que comenzó a investigar lo que ocurría en el hogar y a hablar con la prensa cuando "Grassi dijo en una confesión perversa, que como los chicos venían de familias promiscuas era común que hubiera abuso dentro del hogar entre ellos".

Señaló que a partir de esa situación le iniciaron "tres causas para que me aparte y me hicieron acción por daños y perjuicios, y me presionaron".

"Lo que importa es que los chicos estén bien y ahora están bien con asistencia médica y bien contenidos", aseguró.

Jalil aclaró además que "cuando se dijo que los chicos están empastillados no es así sino que los que necesitan asistencia psiquiátrica recibieron tratamiento".