Acostumbrada a entrenar, había llegado de trabajar y pensaba ir al gimnasio cuando cambió de idea y decidió salir a andar en bicicleta. En eso, sus sobrinos la contactaron para pasar una tarde en pileta y, enseguida, esa pasó a ser la excusa para salir a pedalear. La abogada Natalia Martín (41 años, también practica moto enduro) recordó que puso el GPS para dar con el camino más corto, porque tenía más de una hora de viaje hasta la casa de sus parientes en el barrio San Juan de los Olivos, en Rivadavia. Y una aplicación de su teléfono la puso enseguida en el asfalto, con auriculares puestos y concentrada en darle su ritmo habitual. El primer síntoma de que esa tarde soleada y calurosa del último martes le escondía una encrucijada que no olvidará, fue cuando transitaba por Calle 6 en inmediaciones con Lemos, en Pocito. La ausencia de gente y terrenos baldíos le transmitieron cierto recelo (no había pedaleado nunca por ahí), pero unos 400 metros al Oeste de Lemos, se relajó un poco cuando vio a unos chicos bañándose en un canal y gente en un barrio. Pero la impresión estaba lejos de ser, realmente, un escenario tranquilo. Y de ahí no pasó, porque justo en el ingreso al barrio Huarpes, sintió un golpe de atrás que la tumbó de cabeza contra el asfalto y la dejó medio desmayada. Cuando recobró algo la conciencia, vio que la arrastraban de un pie y la pateaban. Intentaban arrancarle su bicicleta Vairo XR5.0 que tanto le costó conseguir ("hoy no podría comprarla nueva", precisó) y de la que no podía desprenderse, porque un pie le había quedado atorado en alguna parte del rodado. La seguidilla de golpes cesó cuando le dieron un certero puntapié en medio de ambas piernas y entonces lograron destrabarla y robársela, para huir directo al barrio Huarpe.

 Las imágenes muestran cómo quedó su espalda cuando la arrastraron por el asfalto caliente para robarle. Y cómo le partieron los huesos de sus pelvis.

El problema vino cuando quiso pararse; no pudo por sus propios medios, y entonces entre los chicos que se bañaban y una mujer que esperaba el colectivo le dieron una mano para llevarla hasta una casa y asistirla, mientras avisaban a la Policía y llegaba su hermana. Faltaban unos 15 minutos para las cinco de la tarde.

"Tengo toda la pelvis y el pubis destruido, me arruinaron la vida. Los médicos me dijeron que tengo que estar inmovilizada 10 días para ver cómo evoluciono. Recién ahí me van a decir si los huesos me sueldan normalmente o si hay que operar, y espero que no porque no quiero saber nada con clavos ni eso", dijo ayer la letrada, con un sollozo ahogado, porque ahora está en la casa de sus padres y debe ser asistida para todo.

"Si me paraban y me pedían la bici se las daba, soy mujer y no tenía cómo defenderme de esos dos... no entiendo por qué tanta violencia, no había ninguna necesidad, yo nunca me resistí. Y creo que si me podían matar lo hacían, porque estaban como encarnizados", aseguró la profesional.

Según Marín, es la primera vez en su vida que atraviesa un ataque de delincuentes. Y lo que más desea es volver a recuperarse bien, para volver a sus días de adrenalina y movimiento.

"Acá siempre pasa lo mismo, es una lástima. Roban y salen hacia el medio del barrio. La otra vez se le cayó una botella con agua a un señor que pasó en bicicleta, paró para alzarla y se la robaron. También le robaron un teléfono a una mujer", dijo uno de los vecinos en el lugar.

El caso es investigado por policías de Robos y Hurtos, que ya tienen un sospechoso tras las rejas, informaron fuentes policiales.