El quinto. La condena que le impusieron ayer a Martín Antonio Leguiza Soria (29) es la quinta que recibe por cometer delitos.

La noche del 9 de junio de 2016, Martín Antonio Leguiza Soria (29) parecía dispuesto a todo con tal de robar algo. Sentado en la moto que guiaba un cómplice, sobre las 21 de aquel día siguieron a una chica que salía de entrenar en El Palomar, Capital, y cuando la tuvieron a tiro en calle Mariano Moreno, Leguiza bajó y la encaró exigiéndole todo. De los nervios, la jovencita no pudo sacarse el bolso atravesado en su espalda, Leguiza la tumbó de un empujón, y cuando ella se fue a levantar para darle su teléfono, le asestó un puntazo en el costado izquierdo del abdomen que, por suerte, no la dejó grave. Huyeron sin robar nada y pasándole con la moto por encima al celular. El itinerario delictivo los llevó luego a Ignacio de la Roza, entre Rodríguez y Juez Díaz. Allí, Leguiza volvió a bajar de la moto, quiso arrebatarle la cartera a Cecilia Domínguez, pero como se resistió, la agarró a patadas y la arrastró hasta que consiguió su objetivo. Pero mucha gente había visto lo que pasaba, lo siguió y recuperó la cartera de la víctima luego de darle una paliza al delincuente.

Con toda la evidencia en contra, a Leguiza no le quedó otra que admitir su autoría en ambos delitos, calificados como robo agravado por el uso de un arma y tentativa de robo simple. A través de su abogado, Miguel Ángel Gélvez, el acusado acordó un juicio abreviado con el fiscal José Eduardo Mallea, en el que aceptó 5 años y 6 meses de cárcel. Y esa fue la pena que ayer le impuso la jueza Graciela Del Pie (Sala III, Cámara Penal).

Según fuentes judiciales, es el quinto y más elevado castigo en su contra: antes tenía uno de un mes en suspenso, dos de ocho meses por robo y otro de un año y ocho meses por hurto.