Leila Rodríguez había vuelto de un cumpleaños con su familia. Pero apenas llegó a su casa en el Lote Hogar 55, en Ullum, recogió una campera y volvió a salir. Alrededor de las 22,30 del martes le anunció a su mamá Paula Morales que ya volvía, sin decirle a dónde iba, pese a la insistencia de la mujer. Desde ese momento no supieron de ella y más aún desde que su ausencia comenzó a preocupar, porque nunca contestó los llamados a su celular. El enigma se disipó ayer, alrededor de las 15, cuando una vecina que pasaba por el callejón de una finca de uso vecinal cercano a la casa de la joven, la encontró en una acequia y estalló en un alarido. Otro vecino que se acercó a ver, notó que la mujer estaba boca arriba, tapada con ramas, tierra y hojas. También percibió algo mucho más sospechoso: le faltaban sus zapatillas, tenía los pantalones y la ropa interior a la altura de sus rodillas, signos de un presunto ataque sexual en sus genitales, posibles heridas en el cuello y manchas de sangre en su rostro, informó a este diario ese testigo, que pidió reserva de su identidad.

Leila tenía 24 años, una nena de 3, había terminado la secundaria y trabajaba en una finca atando guías en los parrales. Su crimen se convirtió en el tercero cometido en los últimos 11 días: el domingo 17 hallaron brutalmente mutilada a Yamila Pérez y el último sábado a Florencio Chávez (trabajaba para un prestamista) con un tiro en la cabeza (ver aparte).

Su madre (centro) y otros familiares, quebrados. Un enigma era hasta anoche quién pudo ser el asesino de Leila Rodríguez (madre de una nena, abajo).

En el caso de Leila Rodríguez, los pesquisas habían partido ayer de la hipótesis de que fue víctima de un ataque sexual y ultimada a golpes. Y mientras esperan el resultado de la autopsia para confirmar o no esa teoría, anoche trabajaban para reconstruir los últimos instantes en la vida de esa joven, con la intención de saber a quien había salido a ver la noche del martes.

El análisis de sus contactos por teléfono son claves para poder avanzar, pero ese aparato, que la familia escuchó sonar hasta las 14 de ayer, fue robado.

Saber de los vínculos de Leila es otra pata fundamental para esclarecer caso. El rumor de los vecinos indica que se veía con un joven de Zonda, pero su familia no lo sabía: "No salía, no fumaba, no tomaba. Esto no tiene que quedar impune", dijo la mamá de Leila.

* El espeluznante crimen de Yamila Pérez   

El primero en la seguidilla de asesinatos en los últimos 11 días fue el de Yamila Pérez (25), una joven adicta que se prostituía. Desapareció la noche del 15 de julio y dos días después la hallaron en un basural de Chimbas. Fue un crimen espeluznante, pues le habían dado 8 puntazos en un mismo lugar para que se desangrara, le cortaron los brazos y estaba irreconocible pues también le cortaron la piel desde el pecho hasta la espalda, arrastrando en su paso su rostro y cuero cabelludo. Se cree que fue una venganza por drogas. Hay dos detenidos.

* La fría ejecución de un "prestamista"   

Una semana después del caso Yamila, el vallisto Florencio Miguel Chávez (41) apareció golpeado y ejecutado de un tiro con un arma calibre 22 detrás de su oreja derecha. Cuando lo hallaron, el sábado pasado en Roque Sáenz Peña casi Landa, Santa Lucía, llevaba 20 horas de fallecido dentro de su VW Bora. Trabajaba para un prestamista y creen que alguien que lo llamó para hacer una operación pudo matarlo, porque le faltaba un maletín con dinero. Tampoco descartan un crimen pasional. No hay detenidos.