Violento. El choque del Fiat Uno contra el poste fue muy fuerte, al punto que quedó prácticamente "abrazado". El conductor quedó aprisionado en el interior del vehículo y no sobrevivió. Las lesiones más graves las sufrió en el pecho.


Habían pasado unas tres horas del tremendo accidente. El cadáver ya era analizado en la Morgue Judicial. Una grúa ya se había llevado lo que había quedado del auto. Los pesquisas de Criminalística ya habían recolectado todas las pruebas. Los curiosos ya se habían ido a seguir con lo suyo. Eran contados con los dedos los policías que quedaban y que se disponían a habilitar nuevamente el tránsito para también marcharse.

Pero los que parecían resignados a abandonar el lugar eran los familiares de la víctima, atravesados por el desconsuelo. Un hermano se agarraba la cabeza mientras miraba el poste de luz, inclinado por la violencia del impacto. Otro hacía a pie los últimos metros que recorrió el auto y trataba de encontrar una explicación. Un hombre levantaba los pedazos de plástico que habían quedado en el piso y se descargaba tirándolos de nuevo con fuerza. Todos lloraban, se abrazaban. No se atrevían a creer lo que había pasado.

Más tarde fueron muchos más los que quedaron conmovidos con la noticia, especialmente del mundo del deporte, pues la víctima fue un destacado boxeador amateur local: Mariano "Nani" Castro (24).

Mariano "Nani" Castro, la víctima. El boxeador era papá de dos nenas.

El reciente campeón nacional (ver aparte) murió trágicamente a eso de las 8 de ayer, al estrellarse en su auto Fiat Uno contra un poste de luz, en Rawson, cuando transitaba por la Ruta 40 en dirección al Norte, unos 200 metros después de pasar sobre el puente de la calle Progreso.

En ese tramo la calle hace un descenso con una curva no muy pronunciada. Y en la Policía la hipótesis que tomó más fuerza es que se quedó dormido y que pasó de largo a alta velocidad, sin pisar el freno porque en la calle no quedó la marca de ninguna frenada de último momento.

Fue contra uno de los postes de luz ubicado en el espacio parquizado entre los laterales de la ruta donde terminó su rumbo, con un impacto tan fuerte que el Fiat Uno parecía estar abrazado al caño. Castro tenía puesto el cinturón y quedó aprisionado entre los hierros retorcidos del auto, que tras el choque comenzó a incendiarse en la parte del motor. Antes de que llegaran los bomberos a apagar las llamas, el conductor se quemó parte de la mano izquierda y el rostro, pero para ese entonces ya tenía peores lesiones en la zona del pecho que las sufrió en el propio topetazo. Fueron esas las que le causaron la muerte a los pocos minutos, mientras era asistido por personal médico en el lugar, señalaron fuentes policiales.

Desconsuelo. Un hermano de la víctima mira el poste y se agarra la cabeza. Una desgarradora muestra de dolor, como el llanto de los otros familiares.

¿De dónde venía? ¿A dónde iba? En la familia no quisieron brindar mayores detalles. Sólo dijeron que en la noche anterior había estado en una cena familiar y que la desgracia los deja destruidos.

Castro era papá de dos nenas y, además de dedicarse al boxeo, tenía con su padre una empresa de seguridad electrónica.

 

OPINIÓN

Golpe bajo

Por Fabio Garby - DIARIO DE CUYO


Hace menos de una semana Mariano Castro ganó la medalla de oro de la categoría pesado liviano en el torneo Argentino realizado en Corrientes. Meta que logró de manera contundente, venciendo por RSC en el primer asalto al formoseño Santiago Sanabria.

Él, su padre Luis, su hermano Mathías y su entrenador Fito Fernández saben todo lo que luchó a diario para progresar en el pugilismo. Con un victorioso pasado en el Kick Boxing a "Nani" le costaba sacarse algunos vicios propios de la diferente disciplina de combate.

Con entusiasmo y convicción fue agregando soltura a su "robotizada" manera de pelear. En cada contienda mostraba algún adelanto. Tan así fue, que en el lapso del año entre el torneo nacional desarrollado en San Juan y el realizado, recientemente, en Corrientes, se advirtió que caminaba con mayor seguridad el ring y dosificaba mejor sus lanzamientos. Dejó de querer definir con una mano para hacerlo con combinación de varias. Las dos victorias en el Nacional, una por puntos ante el tucumano Carlos Décima y -la ya citada- ante Sanabria, indicaban que iba por el camino correcto.

Tenía solo 24 años y muchas ilusiones. Una de sus virtudes es que "sabe escuchar", confió alguna vez su técnico Fernández. Quería pelear en Las Vegas y ser campeón mundial. Sueños que comparten todos los boxeadores y que pocos pueden conseguirlo. Él estaba decidido a intentarlo. Y no cabe duda que dejaría todo por conseguirlo. Fue generoso: le regaló a San Juan un título nacional. Fue agradecido: en su momento de mayor gloria deportiva se acordó de todos lo que lo apoyaron. Fue un pibe correcto y humilde amante de su familia, amigos y el deporte, especialmente del boxeo. Por todo lo que fue se lo recordará con admiración y respeto. Ese que supo ganarse en un racimo de peleas como aficionado. Gracias por tu entrega, Nani. Descansa en paz.