Habían sido las grabaciones que un vecino realizó a través de una pared, de manera casera con un auricular y un teléfono, lo que había puesto en serios problemas a Marcelo Olivera (48) el pasado 28 de diciembre. Porque ese vecino cuya pareja mantiene un conflicto con el dueño de la colchonería en la que Olivera era sereno (Tucumán al 700 Sur, Capital), dijo que en sus desgrabaciones del 24 de diciembre pasado, escuchó cuando un niño de 10 años, que le decía "pa" al sereno, manifestaba palabras que no le dejaron lugar a dudas de que el mayor lo sometía sexualmente. El denunciante dijo que hasta escuchó gemidos del niño y por eso desde la UFI Anivi, que dirige el fiscal Mariano Juárez Prieto, se pidió investigar a ese hombre, que había sido vendedor ambulante antes de encontrar trabajo en la colchonería. Pero en diciembre pasado el juez Diego Manuel Sanz no accedió a dejarlo preso con prisión preventiva, y ahora lo desligó con un sobreseimiento a pedido del propio fiscal, pues luego de la investigación se determinó que el niño no había sido violado.

Eso se desprendió de un informe médico (no detectaron lesiones) y del análisis de los dichos del menor, en los que no reveló haber sido violado ni sometido a otras prácticas sexuales. Y los psicólogos tampoco detectaron signos de que hubiera sido ultrajado sexualmente.

El hombre que denunció a Olivera había dicho que su mujer mantiene un conflicto por la herencia de los terrenos de la colchonería, y que él hacía un año que practicaba esas "escuchas", más que nada por seguridad de los hijos de su pareja.

El abogado de Olivera, Horacio Merino, aseguró que evalúan denunciar penalmente y demandar al vecino que acusó al sereno.