Una larga secuencia de denuncias y acusaciones cruzadas de violencia y abusos entre una mujer de 36 años y un empleado público de 41 que convivieron 13 años y tuvieron dos hijos (una niña de 12 años y un varón de 11 con retraso madurativo), inclina, de a poco, la balanza en contra del hombre. En uno de los últimos cruces, él había denunciado en el CAVIG que ella se paseaba con poca ropa o desnuda por la casa, que se bañaba con el chico y tocaba sus genitales, que dormía sin ropa interior y le apoyaba la cola en la zona de la cadera al niño. Corrupción de menores agravada fue el posible delito que se le atribuyó durante una investigación a la mujer, hasta que escucharon a los menores en audiencias videograbadas y la causa dio un giro diametralmente opuesto.

Y el imputado terminó más complicado. Más, porque el 24 de marzo del año pasado había acordado en un juicio abreviado una condena de ejecución condicional de 6 meses por amenazas simples contra su ex. El panorama empeoró cuando ella dijo que, tiempo atrás, él la había violado, la había obligado a tener sexo con otros tres hombres y que no dijo nada antes "por vergüenza".

La cuestión no quedó ahí, pues cuando los niños declararon en esa causa ante psicólogos la situación se aclaró para los investigadores. Así, el niño nada mencionó sobre las supuestas conductas sexuales de su madre, a la que calificó de "buena", opinión contraria a la de su padre: "reta, pega, no compra juguetes... a mi ma" pega todo el día, no deja dormir", dijo el chico.

Ese relato, calificado como verosímil por los psicólogos, fue fundamental para que el fiscal Duilio Ejarque y el ayudante fiscal Benjamín Spatzer (UFI ANIVI) pidieran el sobreseimiento de la mujer. El abogado de ella, Gustavo Sánchez, adhirió al planteo. Y al juez de Garantías Javier Figuerola no le quedó otra salida: la desligó con un sobreseimiento del delito que le imputaban.

En paralelo, la investigación contra el exempleado público en la UFI CAVIG, encarada por el fiscal Eduardo Martínez, arrojaba una prueba clave en la audiencia videograbada de la niña con una psicóloga. Según voceros del caso, el pasado 10 de enero la menor declaró que su papá pudo haberla violado. Y por eso el fiscal pidió ampliar la investigación por ese delito contra el sospechoso (también solicitó que declare su hermanito), situación que la jueza de Garantías Gema Gerrero convalidó, revocando además la prisión domiciliaria del imputado y mandándolo preventivamente al Penal de Chimbas.

"Soy una oveja entre lobos... no soy ningún psicópata sexual, amo mis hijos y muchas veces me jugué por la vida de ellos... no soy un asqueroso, no traté de violar a mi hija", dijo el imputado, envuelto en un temblor generalizado en su cuerpo.

En medio de su versión, insistió en que investiguen a su ex. Y rememoró su vieja acusación contra su exsuegro y su excuñado, atribuyéndoles abusos sexuales contra su hija. Sin embargo la investigación contra esos dos hombres tampoco prosperó y ambos fueron sobreseídos, dijeron fuentes judiciales.