Eran las 7 de la mañana de ayer cuando Reina Cabrera se preparaba para comenzar, como todos los días, la tarea de hornear el pan en el fondo de su casa y salir a venderlo. Con el dinero de esa venta mantiene el comedor infantil "Habacuc" (para unas 60 personas, sobre todo niños) que desde hace 15 años funciona en su vivienda de calle Devoto 850 Oeste de Villa Krause, en Rawson. Pero ayer, cuando fue hasta el fondo se topó con algo que le llamó la atención: en el suelo había parte de la ropa que la comunidad suele donarle. Luego de unos metros de seguir el reguero de cosas, confirmó su sospecha: delincuentes habían trepado una medianera que da a un baldío, sacaron las puertas metálicas apoyadas de un depósito y se robaron una máquina hormigonera adaptada para amasar pan, dos ollas de 45 lts., un cucharón, una espumadera, un azadón, dos palas (una carbonera), un pico, dos cajones de fruta, una bolsa de papas de 50 kgs. y una de cebollas de 15, ropa y otras verduras. Pero el robo material fue lo de menos, según Cabrera. La mujer asegura que le hicieron "un daño muy grande" y ayer estaba destruida.
Todos los días -dice- sale junto a otra señora que le ayuda en el comedor a vender diariamente los 85 panes que hornean por diferentes negocios y supermercados de la zona. Además, se encargan de recolectar las verduras y productos que le donan para hacer el almuerzo.
Parte del dinero por la venta de pan lo utiliza para pagar los estudios de sus dos hijos, Alan (21) y Tábatta (24). Ellos la ayudan los fines de semana a hacer 40 docenas de empanadas y repartirlas. Nunca descansa. También sus hijos brindan apoyo escolar a los chicos que lo necesiten, comentó. Incluso, dos de ellos van a dormir a su casa.
Pero ayer ni su perro pudo advertir el daño que le estaban haciendo. Cabrera calcula que los ladrones entraron entre las 4 (cuando se acostó su hijo) y las 7, cuando descubrió todo.
"Supongo que es gente que nos conoce porque el perro nunca ladró. Con esto me cortaron las manos. Yo no soy quien para juzgarlos y no acepto lo que hacen pero lo perdono. Me gustaría conocerlos para ayudarlos a que mejoren", afirmó Cabrera, conmovida.