El primer ataque ocurrió cuando tenía 14 años. Iba su clase de educación física cuando se cruzó con su tío que venía del trabajo y la interceptó: quiso besarla en la boca y ella lo evitó, pero le anticipó que quería tener relaciones con ella. Cuando volvía, la cruzó otra vez para advertirle que no dijera nada porque diría que ella lo buscó. A los días comenzó a ir a su casa, se las ingenió para quedar a solas con la niña y le hiciera sexo oral, amenazando con golpearla si decía algo. Los abusos se repitieron por un lapso de dos años, hasta que el 30 de noviembre de 2017, la atrajo con un engaño: como vivía enfrente, la llamó para que le leyera mensajes en su celular y cuando la tuvo a tiro, la llevó a un dormitorio y la violó. Pero esta vez la niña habló: se lo dijo a una docente que le daba clases de apoyo, esa maestra habló con su madre y el 13 de diciembre el cocinero, hoy de 25 años, fue denunciado. Y quedó preso. Así llegó a juicio, donde pactó un acuerdo abreviado con el fiscal José Eduardo Mallea, por 10 años de cárcel. Ayer, el juez Eugenio Barbera (Sala III, Cámara Penal), aplicó el mismo castigo.