El anzuelo fue uno de los llamados ‘cuentos del tío’. Y la víctima, una anciana de 85 años enferma de artrosis que cayó en la trampa de dos ladronas.

Es que se confió cuando éstas dijeron que eran ‘asistentes sociales’ y entonces inocentemente les abrió la puerta de su departamento, sin saber lo que le esperaba. Las desconocidas eran asaltantes que no tuvieron compasión con la abuela, a la que golpearon, amordazaron y dejaron maniatada en el baño. Le robaron los 30.000 pesos que la mujer mayor venía ahorrando.

‘Decí que no se asfixió o no tuvo un golpe importante, o sino la hubiésemos encontrado muerta’, decía Emilio Alé sobre su tía, Adela Alé (85), la ocasional víctima del violento atraco perpetrado ayer a las 8.30 en un departamento de calle Sivori, en el barrio Licciardi, Rawson.

Según su sobrino, Adela contó que todo comenzó cuando dos mujeres llamaron a la puerta de su casa. Ella las atendió detrás de las rejas. ‘Esas personas se hicieron pasar por asistentes sociales. No sé bien qué más le dijeron, pero la abuela les creyó y les abrió la puerta. Ahí la agarraron a los empujones y la metieron al departamento’, relató Emilio. La versión es que le dieron algunos golpes y la dejaron atada y amordazada con cinta de embalar dentro del baño.

Como la pobre anciana no podía soltarse las manos ni ponerse de pie, empezó a arrastrarse y a cabecear la pared del baño con la esperanza de que alguien la escuchara. Cuando corrió la cinta de su boca, empezó a gritar, dijeron los familiares.

Fue así que la vecina la escuchó, se acercó a la vivienda a ver qué sucedía y se encontró con la abuela maniatada en el baño y en estado de shock, relataron. Tenía algunos hematomas.

Las asaltantes revisaron toda la vivienda. Los familiares de Adela confirmaron que robaron los 30.000 pesos que la abuela tenía en un mueble y que eran sus ahorros de la jubilación. Era tanto el desorden que no sabían si faltaban más cosas, explicaron.