Nota de TN

Gabriel saludó a Mariana, su mujer. Abrazo a Ignacio, su hijo de 3 años. Le dio un beso a Delfina, su beba de apenas 2 meses. Eran las 7.30 del lunes y, como todos los días, salió de su casa del barrio Concepción, en la Ciudad de Corrientes, hacia su trabajo en un lavadero cercano. Nada hacía presumir la tragedia que sobrevendría unas horas después.

“No puedo creer por qué el destino nos hizo esto. Tengo que volver a empezar y no sé cómo”, cuenta Gabriel en una conversación telefónica con TN.com.ar. “Cuando nos despertamos, ella me dijo que tenía un zumbido en el oído. Después me llamaron para avisarme que no atendía. La llamé yo y tampoco. Hasta que me atendió mi nene Ignacio. Me dijo que su mamá estaba durmiendo y no la podía despertar. Ahí pensé en lo peor y salí rápido para casa”, relata.

Eran las 13.15 cuando llegó a la vivienda, situada en el pasaje Tontal 3015. Allí se encontró con el peor de los escenarios. “Mi beba estaba violeta y mi mujer, fría. Fue horrible. No se lo deseo a nadie y no entiendo por qué nos pasó a nosotros”, agrega Gabriel.

Los resultados preliminares de la autopsia revelaron que la mujer, de 30 años, habría padecido una muerte súbita y la menor se habría broncoaspirado mientras era amamantada. “Se ve que Mariana se desvaneció y la beba se asfixió con la leche”, cuenta el hombre, de 47 años.

Gabriel cuenta que Mariana sufría una fuerte depresión a raíz de la trágica muerte de Fabián, su hermano menor, a fines de marzo. “Tenía 26 años y hacía ocho que vivía en Rosario. Trabajaba en una metalúrgica, manejaba el montacargas y una bovina se le vino encima”, detalló.

El viernes pasado, Mariana le dedicó su último posteo en Facebook a su hermano fallecido. “Me quedo con esta foto, donde se te ve tan Feliz! hace un mes que fisicamente no estas y cuesta mucho sobrellevar este dolor que siente mi alma. Te voy a extrañar todos los dias de mi vida. te Amo!”, le escribió.

“A raíz de la muerte de Fabián, Mariana vivió un suceso emocional y nervioso muy fuerte. Estuvo seis días paralizada. No sé cómo explicarte lo que tenía, pero parecía un pingüino. Los primeros días apenas se podía mover y yo me pedí una semana en el trabajo para estar en casa, acompañarla y cuidar a nuestros hijos”, comenta Gabriel.

Mariana Ojeda se había recibido de maestra jardinera en 2016 y, a raíz de las restricciones por la pandemia, trabajaba con chicos desde su casa. Hace 11 años, fruto de una relación anterior, había tenido a su primera hija, Priscila, que estaba en la casa de la abuela en el momento de la tragedia. Luego conoció a Gabriel y nació Fabricio, que murió una semana después tras un parto con muchas complicaciones. Ignacio, de 3 años, fue un renacer para la pareja.

“Es un solcito hermoso. Cómo atendió el teléfono y me alertó de lo que había pasado... Es chiquito y trato de que pase esto lo mejor que pueda, pero se da cuenta. Ve a sus familiares llorando y que la mamá y su hermanita no están”, cuenta Gabriel.

El hombre es muy creyente en la fe católica. Mariana también lo era. “El 15 de mayo íbamos a Bautizar a Delfina en Itatí, pero el señor destino no quiso”.