Hasta con perros entrenados era buscado ayer el caucetero Cristian "Chicha" Tello. Si lo recapturan sólo volvería a la cárcel a seguir cumpliendo la pena por robarle a una vecina y violarla.

Una carrera sorpresiva, una ventaja que cada vez se hizo mayor para su penitenciario perseguidor y la improvisada complicidad de una populosa villa, la Observatorio, en Chimbas, para escabullirse y causar un gran dolor de cabeza a los responsables de su custodia en la cárcel. Altas fuentes policiales dijeron que esa secuencia consta en la denuncia de los penitenciarios al momento de describir cómo fue que un ladrón violador caucetero, que cumplía una condena de 9 años, escapó ayer alrededor de las 13. Según ese relato, todo pasó fuera de la cárcel, en inmediaciones de la puerta 2 que da a la avenida Benavídez, donde Cristian Jonathan "Chicha" Tello (28) realizaba tareas de limpieza junto a otros cinco internos, con la custodia de un solo penitenciario.

"Dicen que Tello era parte del grupo de presos que por su buena conducta se había ganado la confianza para esas tareas, en la parte externa de la cárcel. Menos mal que los otros no decidieron fugarse", dijo ayer un jefe policial.

El modo de ejecución de la sonada fuga de Tello sirve para instalar dos hipótesis: una, que el interno no cometió ningún delito, porque el de evasión se configura cuando el detenido consigue escapar con violencia en las personas o fuerza en las cosas, y ninguna de esas acciones ocurrió, según la Policía. Así, no enfrentaría ningún cargo.

La otra teoría complica a los penitenciarios, porque la ley penal sí prevé castigos para quien facilite la evasión, sea a propósito (situación que parece más alejada) o por descuido, como habría ocurrido ayer. En este último caso, el penitenciario podría ser condenado por multa y, además, recibir alguna sanción como empleado.

Tello había sido condenado el 27 de febrero de 2015 por dos delitos cometidos contra una vecina suya en el barrio Ruta 20, en Caucete, la madrugada del 12 de enero de 2014. Esa vez, traspasó la ventana de la casa de la mujer, entonces de 57 años, le robó un radiograbador, una guitarra y un microondas. Y antes de irse la ultrajó sexualmente. Cayó, porque la víctima lo reconoció.

Ayer, era buscado por la Policía, hasta con perros entrenados. Confían en que pronto será recapturado.