Al mediodía, decenas de familiares y amigos de Matías "Pochi" Maurín (26), coparon el ingreso a Tribunales con improvisados carteles, al grito sostenido de "asesino" contra el trapero Nahuel Sosa (19). Por la tarde, y también con un cordón policial de por medio para evitar desmanes, fue el turno de los familiares y las fanáticas de Sosa, que se agolparon en el mismo edificio para mostrarse abiertamente a su favor y pedir su libertad, con la versión de que el día del crimen estaba en otra parte, en un cumpleaños. Pero en la sala de audiencias, las cosas no salieron a favor de "Nahu ww" (nombre artístico del sospechoso), pues el juez de Garantías Alberto Caballero entendió que le asistía razón al planteo sostenido por el fiscal de Delitos Especiales Adrián Riveros y el ayudante fiscal Nicolás Schiattino. Ambos argumentaron que Sosa debía ser enviado al Penal porque podía influenciar a testigos y así obstaculizar la investigación. Y sobre todo porque ya tiene una condena de 10 meses en suspenso (sin encierro) que tornaría cierto un peligro de fuga, más aún después del grave delito que le imputaron: homicidio doblemente agravado, por el uso de un arma de fuego y la participación premeditada de dos o más personas. Para ese delito, la pena es perpetua.

El juez aceptó proteger a un testigo de identidad reservada, clave contra Sosa

Si bien Fiscalía pidió 1 año de prisión preventiva e igual plazo para investigar, el juez mandó al Penal por 5 meses al acusado y le dio a Fiscalía 8 meses para concluir con las averiguaciones del hecho. El defensor de Sosa, Jorge Olivera Legleu, había propuesto un plazo de 4 meses de prisión preventiva.


La Fiscalía también consiguió que el juez acepte proteger a un testigo de identidad reservada, una prueba clave contra Sosa, pues esa persona es la que lo complica como autor del disparo que le quitó la vida a Maurín el pasado domingo por la tarde, en la Villa del Sur, Chimbas.

Los Maurín señalan a Sosa y su entorno como los "matones" de esos barrios, que quieren imponerse a la fuerza y a los tiros. Y justamente disparos (de ambos lados, según la Policía) fueron usados para finiquitar el enésimo pleito, esta vez contra el grupo de Maurín (que citó a un mano a mano a Sosa), cuando terminaron de jugar al fútbol. Pero una bala se le coló por el pecho y terminó con sus días.