En silencio. Por consejo de su defensor, el acusado ayer no dio su versión. Antes había acusado a su cuñada de "llenarle la cabeza" a la nena.

Tal fue el estado de angustia y la presión interna de la niña, que en un momento evaluó escapar de su realidad de la peor manera: su muerte, su propia muerte. Y no lo dudó. Agarró las pastillas que le recetaron a una hermanita para sus problemas de epilepsia y las ingirió hasta perder el conocimiento. El 1 de diciembre de 2017 su mamá la encontró desvanecida en la casa y la llevaron hasta el hospital de Pocito y luego al Rawson. En ambos lugares la niña, entonces de 13 años, les dijo a los médicos y a sus padres que había querido matarse porque su tío, el hermano de su papá, la violaba.

Ya ante un psicólogo explicó que esos abusos habían comenzado cuando tenía 9 años y que se habían extendido hasta los 12, un año antes intentar quitarse la vida.

Sus revelaciones resultaron un alivio para ella, pero tuvieron el impacto de una bomba en el seno de la familia, al punto de que ni el propio padre de la menor creyó a su hermano capaz de algo así.

Pero los psicólogos dieron por ciertos los dichos de la niña y también la presencia de las señales inconfundibles que presentan los chicos que atravesaron situaciones de abuso sexual. Le creyeron y esa prueba complicó al muchacho (hoy de 22 años) que al comenzar la investigación negó haber cometido delitos sexuales contra su sobrina y acusó a su cuñada de "llenarle la cabeza" a la nena, tal vez con la intención de quedarse con los bienes de una pequeña empresa familiar de emprendimientos viales, según el expediente.

Ayer, el joven comenzó a ser juzgado por el juez Maximiliano Blejman (Sala III, Cámara Penal) pero se abstuvo de dar su versión por consejo de su abogado Leonardo Villalba, quien seguramente se apoyará en el informe médico para cuestionar la acusación, pues ese profesional dijo que no encontró lesiones en los genitales de la niña, pero también aclaró que presentaba un "himen complaciente", informaron fuentes judiciales.

En la primera audiencia, el acusado escuchó también un planteo del fiscal, José Eduardo Mallea, para ampliar la acusación en su contra por la gravedad y la reiteración de los delitos sexuales.