Después de entrar sonriendo a la Sala II de la Cámara Penal, para ser enjuiciado por abuso sexual gravemente ultrajante y  lesionar a  otro preso, Claudio Gil aceptó la culpabilidad. De esta manera, el hombre de 46 años sumó su sexta condena a su largo historial delictivo.

La defensa del temible delincuente y  la Fiscalía acordaron una pena de 6 años en un juicio abreviado y ahora será el juez José Atenágoras Vega quién decidirá si ratifica o no el fallo.

Gil reconoció haber quemado con agua hirviendo a su compañero de celda y amenazarlo con una bombilla para que este le practicara sexo oral. La  víctima estuvo hoy presente en Tribunales. 

> SANGRIENTO HISTORIAL

Gil había sido descripto por psicólogos como alguien "camaleónico" que finge y busca adaptarse para sacar provecho o establecer "relaciones parasitarias" con los otros. Y, esencialmente, como alguien con una ambigüedad sexual, un psicópata sádico que odia a los homosexuales.

Su aparición en la escena delictiva ocurrió cuando tenía un poco menos de 20 años. Por entonces había incursionado como locutor de radio, pero todo indica que se vio tentado por mayores ventajas y delinquió. En 1992 fue condenado a 9 años por robo de autos y privación ilegítima de la libertad.

Y siguió. Apenas salió de prisión se fue a La Rioja, donde empezó a inclinarse a eso de las "relaciones parasitarias": se vinculó con un comerciante homosexual riojano, Alberto "Cacho de la Esquina" Herrera, al que mató a cuchillazos y quemó con auto y todo en 1997. En 1999 le dieron 12 años por ese crimen.

Volvió a salir y, de vuelta en San Juan, volvió a demostrar que no tiene límites. Atacó a golpes y quemó con agua a su propia madre (ya fallecida); en 2012 le dieron 11 meses de prisión por ese delito.

Y la seguidilla entonces incluyó otra vez los delitos más graves, dos homicidios a cuchillazos contra homosexuales por los que recibió perpetua. Su primera víctima en San Juan fue el chef Carlos Echegaray (47) a quien en complicidad con otro sujeto aún no localizado, le ató las manos hacia atrás y le dio 8 puntazos para luego robarle, entre el 6 y el 7 de enero de 2014 en su casa de Capital.

La última perpetua en su contra por matar de tres puntazos y robarle al jubilado Luis Espínola (85) entre el 6 y 7 de marzo de 2014, en Rivadavia, tuvo un condimento extra: el día del fallo, el 13 de mayo de 2016, le aplicaron el agravante del odio a la orientación sexual.