La monja Kosaka Kumiko, acusada de ser partícipe de los abusos sexuales contra niños hipoacúsicos en el Instituto Próvolo de Mendoza, fue imputada hoy luego de declarar ante el fiscal a cargo de la investigación, tras llegar a la provincia a raíz de su detención en Buenos Aires. La religiosa japonesa llegó esta mañana a la capital mendocina y fue trasladada a la Unidad Fiscal de los Tribunales provinciales, donde prestó declaración ante el fiscal Flavio D’amore, a cargo interinamente del expediente por licencia de su colega Gustavo Stroppiana.
Fuentes judiciales informaron que Kumiko detalló cuáles eran sus funciones en el Instituto Próvolo y negó las acusaciones de abusos sexual de niños sordos y otros vejámenes, por los que están detenidos e imputados dos sacerdotes y empleados del establecimiento de la localidad mendocina de Luján de Cuyo. No obstante, la monja quedó imputada formalmente como ‘partícipe necesaria‘ en los delitos de ‘abuso sexual con acceso carnal y corrupción de menores‘.
Kumiko estuvo acompañada por el abogado Carlos Álvarez, quien al llegar a los tribunales anticipó que pedirá la prisión domiciliaria de su defendida. La religiosa fue acusada por una de las víctimas de ser quien seleccionaba y entregaba a los niños para ser sometidos a abusos sexuales, y también de participar de los vejámenes.
Uno de las niñas que denunció haber sido abusado por uno de los sacerdotes del Próvolo cuando tenía 5 años, declaró en Cámara Gesell que la monja Kumiko era quien ‘les colocaba los pañales a los chicos abusados ya que en muchos casos no podían ni sentarse por el sangrado que les generaban los abusos‘.
En ese sentido, el abogado querellante, Sergio Salinas, dijo que la víctima, que hoy tiene 17 años, ‘apuntó en su testimonio, en lenguaje de señas, a una monja con ’rasgos achinados en el ojo’‘. El abogado sostuvo que la niña afirmó en su declaración que ‘una de las monjas que la golpeaba sabía lo que pasaba y que además veía cuando se les exhibía pornografías‘ y detalló ‘cómo a ella una vez la subieron a un cuarto para abusarla y que en el lugar había cadenas y la esposaron de las muñecas‘.
La monja, sobre la que pesaba un pedido de captura nacional e internacional, estuvo prófuga cerca de un mes y se entregó el martes en una dependencia judicial porteña. En la causa por ‘abuso sexual con acceso carnal agravado y corrupción de menores‘ están detenidos e imputados los sacerdotes Nicolás Corradi, de 82 años y con denuncias previas por el mismo delito perpetradas en una casa religiosa de Verona (Italia), y Horacio Corbacho, de 55, además de tres empleados del instituto José Luis Ojeda, Jorge Bordón y Armando Gómez.