El próximo 10 de julio, el jornalero jachallero C.F.P. cumplirá 42 años en el Penal de Chimbas, donde fue a parar tras ser detenido el 21 de octubre de 2021 y donde seguirá encerrado, porque ayer el juez Miguel Ángel Dávila Saffe (Sala I, Cámara Penal) ratificó un juicio abreviado en el que el imputado aceptaba recibir la pena que le impusieron: 14 años de cárcel por haber violado más de un año a su hijastra (entre los 13 y 14 años). De esos ataques, nació una nena que perdió la vida seis días antes de cumplir 1 año y 6 meses, cuando cayó a un canal en Jáchal en un descuido de su familia en diciembre de 2019.

Por sus amenazas, el sujeto (no identificado para preservar a sus hijos) había logrado que la niña no dijera la verdad y, por el contrario, contara la versión que él le indicó, pues la menor siempre aseguró que el padre de su beba era un joven.

Sin embargo, la verdad se conocería. En un Juzgado de Familia, tras una denuncia por malos tratos de su expareja, uno de los hijos del acusado aseguró que, en una ocasión, jugaba con otro niño en un ciber y cuando se les terminó el dinero, fue a pedirle a su papá. Y agregó que ahí lo sorprendió con su hijastra manteniendo relaciones sexuales. A pesar de las amenazas de su padre, el niño se lo contó a su hermana y también a su madre, quienes dieron la misma versión en ese proceso civil, indicaron fuentes judiciales.

Ya en la mira como principal sospechoso de las agresiones sexuales contra la jovencita, un juez penal de Jáchal ordenó meterlo preso y también que se le hiciera un cotejo de ADN con los restos de la beba fallecida. Y el resultado fue contundente: el jornalero resultó ser el padre de esa criatura.

La versión de la chica atacada terminó por complicarlo, pues relató que tenía 13 años cuando fue violada por primera vez, cuando quedaron solos. Y que luego sufrió múltiples agresiones sexuales de parte de su padrastro, quien lograba su silencio amenazándola con causarle daño a ella o a su madre.

El relato de la niña fue considerado por los psicólogos como verosímil y cargado de elementos no verbales que reforzaban lo que decía (angustia, temor, ansiedad). Por esa razón, el sujeto terminó procesado con prisión preventiva, por los delitos de abuso sexual gravemente ultrajante y abuso sexual con acceso carnal, agravados por la convivencia con la menor.

Al llegar a juicio en la Sala I de la Cámara Penal, decidió que el camino más corto era admitir su autoría en los graves delitos que le atribuían. Y por eso, a cambio de una rebaja de pena, acordó un juicio abreviado con la fiscal Marcela Torres a través de su abogado defensor, José Tejada.

Ayer, el juez Dávila Saffe aceptó esa salida para el caso y terminó imponiéndole al imputado los 14 años de cárcel que aceptó cumplir.