Macabro. Uno de los familiares de Aldo Pérez, limpiaba ayer la gran cantidad de sangre que perdió por el cuchillazo.

Fue un vecino el que se topó con Aldo Agustín Pérez (67 años, jubilado) tirado boca abajo a escasa distancia de la puerta de ingreso, sin vida. Sobre las 22 del domingo, esa gran mancha de sangre bajo el cadáver, terminó por confirmar lo que más de uno suponía: un crimen. El médico de la Policía reveló luego que presentaba cortes en el rostro y que la gran mancha de sangre había salido de un agujero compatible con un cuchillazo, en el costado izquierdo del pecho, debajo de la tetilla, dijeron fuentes policiales y judiciales.


Un primer vistazo al cuerpo y a la casa de la víctima, revelaron también que un robo pudo ser el móvil del asesinato, pues faltaba una Motomel 110cc. y también la billetera del fallecido, indicaron.
La investigación encarada por policías de la Seccional 25ta. y de Homicidios bajo las órdenes del juez de Instrucción, Alberto Benito Ortiz, pronto dirigió su mirada a un grupo de sospechosos definidos, dos de los cuales estaban detenidos ayer.

El candado que forzó el homicida para huir con la moto de la víctima.


Son una mujer de Chimbas que Pérez había denunciado por robo el último viernes. Según los voceros, la sospechosa iba cada tanto a limpiar la casa (otros hablan de servicios sexuales) donde Pérez vivía, en Recabarren entre Capdevilla y Jorge Newbery, barrio Hualilan II, Rawson.


El otro sujeto fue apresado ayer en la tarde en Rivadavia. Tiene 22 años, le dicen ‘Piolín’ y fue señalado como supuesto ‘compañero de copas’ del fallecido. Los investigadores sospechan que este sujeto pudo ser quien mató a Pérez entre las 10 y las 12 del domingo y que forzó un candado de un pequeño portón metálico de ingreso, que tal vez por costumbre Pérez cerró luego de ir a votar.
Ese sujeto es para la Policía, el principal sospechoso del crimen.

Víctima. Aldo Perez, era jubilado y tenía 67 años.

Aldo Pérez había trabajado casi la mitad de su vida como mozo en una conocida parrilla capitalina y hasta hace un mes en una pizzería de Rawson, que ya cerró. Diez años atrás, el hombre enviudó de la madre de su único hijo, Lucas Maximiliano (33) que vive en Mendoza.


Según su familia, la muerte de su esposa había afectado a Pérez al punto de llevarlo al alcohol, al hermetismo y hasta a concretar negocios no muy favorables, como la venta de su casa en el barrio Foeva.
Hombre de trabajo, en el barrio era conocido como alguien no conflictivo y reservado.