Fue durante un primer examen de un planteo del abogado del empresario Hugo Naranjo para llegar con su reclamo ante el máximo tribunal de Justicia del país (a través de un recurso extraordinario federal), que uno de los ministros de la Corte de Justicia local introdujo un punto clave: analizar, primero, si ya había prescripto esa causa que se inició en febrero de 2009 con una denuncia de la firma ‘Escobar Sacifi’ contra quien era uno de sus empleados de máxima confianza, Naranjo, por un fraude millonario que lo llevó a quedarse con un emprendimiento para la cría, faenamiento y comercio de cerdos apostado en un predio de 71,5 hectáreas en 9 de Julio.
La prescripción de la acción penal significa que en una causa no se puede avanzar más, porque se agotaron los plazos para investigar, juzgar y llegar a una sentencia. Ese plazo se mide en muchos casos por el máximo de pena previsto para cada delito, que es de 6 años en la estafa. Y se interrumpe por motivos puntuales: el hecho de cometer un nuevo delito; la primera citación para ser indagado; el pedido de un fiscal para pasar la causa a juicio; la citación a las partes para la realización de ese debate; y una sentencia condenatoria.
Para la fiscal general subrogante, Leticia Ferrón de Rago, el período de prescripción ya ocurrió, pues debe contarse desde que se realizó la requisitoria fiscal, el 8 de setiembre de 2017, hasta el mismo día y mes del año 2023. Según fuentes judiciales, Fiscalía sostuvo que al ser declarado nulo un acto posterior a la requisitoria (el auto de elevación a juicio realizado por un juez), los pasos procesales posteriores quedaban también anulados, entre ellos el que impedía la prescripción: la citación a juicio. Lo mismo opinó el defensor de Naranjo, Cayetano Dara, indicaron.
Sin embargo, Andrés Noguera, abogado de Eduardo Fornasari (representante de Escobar) sostuvo que la causa no prescribió, porque la citación a juicio quedó en pie al no ser cuestionada por ninguna parte, precisaron los voceros.
Ahora, los ministros de la Corte deben decidir.
CASO RESONANTE
El 27 de mayo de 2006 y luego de esa supuesta operación fraudulenta para apoderarse del emprendimiento ‘Campo Fértil’ de la firma ‘Escobar’, Naranjo fue atacado a tiros en sus oficinas de Tucumán casi Mitre, en Capital. Esa noche, le dispararon 6 veces y cinco de esos disparos perforaron su cráneo (un sexto impactó pero no penetró). Para borrar huellas y asegurarse el resultado, prendieron fuego a las oficinas, con el empresario adentro, pero increíblemente Naranjo pudo salir arrastrándose hasta la calle y pedir ayuda.
Enseguida identificó al ya fallecido excomisario Alejandro ‘Pajarraco’ Pereyra como autor de los disparos. También reconoció a otro expolicía que se suicidó tras quedar vinculado. Pereyra era el hombre de la seguridad del presidente de ‘Escobar’, Eduardo Fornasari, quien pasó 401 días detenido sospechado de haber instigado ese frustrado homicidio, pero finalmente fue desligado con un sobreseimiento.