Nelson Carrizo estaba casado y era padre de un chico.

Gonzalo Oscar Araya (21) se había cruzado con su amigo Ricardo Javier Fernández en un boliche de Angaco. Allí, Araya había llegado con su novia y una prima de la joven y la diversión aquella noche incluyó bastante alcohol. Se lo hizo notar el propio Araya y las chicas a Fernández, cuando le pidieron que los acercara de vuelta a su casa en su VW Gol y el joven no paraba de vomitar. Después de algunos kilómetros, el propio Fernández, que se resistía a que otro maneje, aceptó darle el volante Araya pero no fue la más acertada de las decisiones: alrededor de las 6 del 20 de julio pasado, cuando transitaban al Oeste por Sarmiento, luego de pasar la fábrica de galletitas y antes de llegar a calle San Luis, en Albardón, Araya intentó sobrepasar a un patrullero y se llevó puesto, de frente, a Nelson Carrizo (43, casado, padre de un hijo) que a esa hora iba a la fábrica a trabajar en su moto Guerrero 200cc.

La noche que lo mataron, le arrancaron parte del brazo izquierdo, que luego fue encontrado con botellas dentro del VW Gol con que lo embistieron.


La violencia del impacto fue tal, que a Carrizo le arrancaron parte de su brazo izquierdo, hallado luego dentro del auto con botellas vacías y vasos plásticos.

Murió en el acto y en el acto también Araya comenzó a intentar desligarse, aduciendo a los policías del patrullero que quiso pasar, que quien manejaba era Fernández. La investigación enseguida lo complicó y ayer el juez Juan Pablo Ortega (Primer Juzgado Correccional) entendió que cabía procesarlo con prisión preventiva, por homicidio culposo agravado por dos circunstancias: el exceso de alcohol en sangre (al menos 1,45 gramos por litro al momento del choque). También aplicó el agravante de la culpa temeraria o culpa grave (es la primera vez que se concreta en una resolución, dijeron), pues consideró que se representó la peligrosidad de conducir en estado de ebriedad y aun así lo hizo, pues confiaba en poder evitar consecuencias de su maniobra, algo que no ocurrió, dijeron fuentes judiciales.

La resolución del juez aún puede ser apelada para que un tribunal superior la revise.

Es más, en su resolución el magistrado consideró probado también que Araya no estaba habilitado para conducir (no tenía carnet) y que al momento del sobrepaso lo hizo por una zona prohibida.

Además del procesamiento con prisión preventiva, el juez derivó a la fiscalía en turno parte de la causa para que se investigue al dueño del auto, Fernández, por falso testimonio, a raíz de sus llamativos olvidos y otras contradicciones, indicaron.

La resolución del juez aún puede ser apelada.