El médico riojano Carlos Hugo Martínez puede apelar ante un tribunal superior para intentar revertir su complicada situación.

No quiso realizarse el examen mental ordenado por ley. Tampoco dio su versión de los hechos. Y para intentar derribar las sospechas en su contra, presentó dos pacientes que aludieron a su buen trato como especialista en ginecología y obstetricia. Y le pagó a dos psicólogos para participaran en los exámenes a las mujeres que lo denunciaron, para saber si mentían o no cuando lo acusaron de abusador. Pero esos profesionales concluyeron, igual que los peritos oficiales, que no había fabulación ni falsedad en los relatos.

A estas pruebas, el juez Guillermo Adárvez (Tercer Juzgado de Instrucción) sumó otras, también claves, como historias clínicas, testigos de la situaciones referidas por las denunciantes y hasta un informe Asociación de Obstetricia y Ginecología de San Juan. Este último organismo especificó que el tacto es parte de algunos abordajes ginecológicos, previo a una explicación a la paciente, un pedido de su consentimiento, el eventual acompañamiento de un familiar y con técnicas que, descriptas, resultaron totalmente distintas a las que le atribuían al sospechoso. Según el expediente, siempre pedía a sus víctimas desvestirse de la cintura hacia abajo, frotaba sus genitales e introducía sus dedos, y preguntaba y hacía comentarios sobre el placer sexual de sus víctimas.

Por todo eso fue que el juez procesó con prisión preventiva al médico riojano Carlos Hugo Martínez (61), por 7 casos de abusos sexuales graves (en seis se detectó un grave daño en la salud mental) y le trabó un embargo en sus bienes hasta cubrir, "mínimamente", la suma de 2.100.000 pesos, dijeron fuentes judiciales.

La única buena para Martínez fue que el juez lo desligó con un sobreseimiento en una estafa, por una ligadura de trompas que no hizo el 20 de octubre de 2008. La mujer, que entonces tuvo gemelos, pagó $600 por esa operación pero al año siguiente volvió a embarazarse. El magistrado entendió que ya nada se podía hacer, porque desde octubre hasta ahora habían pasado más de 6 años, el máximo de la pena previsto para el fraude.

El magistrado aún debe expedirse sobre otros tres casos cuyas denunciantes no pudieron ser entrevistadas por psicólogos.

A los 7 casos, Martínez suma procesamientos por abusos contra 4 pacientes en Jáchal. Y otro que aún está en apelación sobre su prescripción, pues se denunció en 2013.

Una mujer epiléptica, otra a la que hizo tocar sus genitales y una nena de 13 años que perdió su virginidad cuando fue por un dolor de senos, se cuentan entre sus víctimas.