Resolución. El juez Alberto Benito Ortiz consideró probado el delito y la autoría del abuelo sospechado. Por eso ordenó que siga preso en la cárcel.

Tanto fue el miedo, la repulsión y la angustia que le daba su abuelo, que en un momento decidió no ir más a la escuela. Así, se aislaba y le quitaba una de las oportunidades al changarín, que la buscaba siempre al salir del colegio, sobre el mediodía, para subirla en su moto y llevarla a fincas y otros lugares donde podía violarla. La otra ocasión que frustró la niña fue negarse a salir cuando el sujeto la pedía a su madre en Pocito, al atardecer, con la excusa de que lo acompañara a jugar a la quiniela. Los ultrajes ocurrieron por lo menos tres veces por semana, durante un año, poco antes de que la jovencita cumpliera 15, dijeron fuentes judiciales.

La chica no dijo nada porque su abuelo, hoy de 67 años (no se lo menciona para preservar a la víctima) le decía que, si hablaba, él negaría todo y la tomarían por mentirosa.

Y esa estrategia pareció funcionar durante unos meses, hasta que ella rompió el silencio. Entonces tenía 16 años (hoy tiene 18) y un novio con el que le costaba intimar. A ese joven le confesó la terrible experiencia que había sufrido y fue ese joven quien le recomendó no callar más.

La otra persona que supo de ese tormento fue su mamá, la noche del 28 de abril de 2016. Ese mismo día comenzó una investigación para confirmar la existencia del delito y la posible vinculación del único sospechoso.

La revisión médica en la chica constató los desgarros y las lesiones que dejan los ultrajes sexuales. Y los psicólogos que la entrevistaron también confirmaron la presencia de los signos típicos de conducta que se detectan en los niños abusados. Además, calificaron como altamente veraz el relato de la chica.

El informe psicológico del imputado fue otra prueba clave. Los expertos lo describieron como alguien narcisista, que finge ser un padre amoroso y protector pero a la vez toma a los otros como serviles. También aseguraron que es un sujeto con escasa capacidad para registrar sus propios sentimientos, su falta de empatía con el otro y, sobre todo, dijeron que es alguien proclive a cometer hechos violentos contra terceros, indicaron voceros judiciales.

El changarín fue detenido el 3 de julio pasado por orden del juez de Instrucción Alberto Benito Ortiz (Primer Juzgado de Instrucción) quien consideró probado el grave delito y ahora lo procesó con prisión preventiva.


Las penas que podría recibir el acusado al cabo de un juicio van de los 8 a los 20 años de cárcel.