Matías Daniel Mallea (24) apenas llevaba cinco meses en la Policía, y 1 año y 4 meses de novio con Celeste Luna (21), una joven que había decidido dar un paso más en la relación y aceptó la propuesta de ir a vivir a la casa de los padres de él en la Villa Hipódromo, Rawson, el 28 de octubre de 2019. Ocuparon la pieza de los dueños de casa, en el fondo, la misma donde perdería la vida de un disparo con el arma de su pareja el 15 de diciembre pasado, apenas un mes y 18 días después. Ahora, el juez de Instrucción Guillermo Adárvez concluyó que fue el policía quien manipuló su arma reglamentaria aquel nefasto mediodía. Y que pudo matar a la joven en medio de una discusión porque ella estaba harta de limpiar las heces y orina de una cachorra de Weimaraner del agente, según precisaron los testigos, dijeron fuentes judiciales.

¿Por qué sospechar que él disparó el arma y no ella? Porque un perito estableció que la cantidad de restos de pólvora en las manos del agente era el triple de la encontrada en las manos de ella. Que la distribución de esos restos reforzaban la idea de que él empuñó el arma, porque se encontraron en lugares expuestos al momento de la explosión, como su índice y su pulgar derechos.

Y porque en las manos de ella esos restos, además de ser menores, estaban básicamente en las palmas de su mano, situación que para el juez indica que puso sus manos de frente en gesto defensivo, cuando ese balazo se coló apenas por debajo de la ceja izquierda y la unión con los huesos de la nariz, de arriba hacia abajo y de izquierda a derecha.

El perito estableció además que el disparo pudo hacerse desde una distancia de entre 15 y hasta 60 centímetros. Y ese dato para el magistrado, es otro indicador de que ella jamás pudo empuñar el arma, algo que una familiar de la víctima reforzó al decir que a Celeste no le gustaban las armas.

Antes de morir aquel domingo 15 de diciembre sobre las 12, la pareja había discutido varias veces: el martes, el miércoles y el sábado en dos ocasiones, la última cuando ella estaba en casa de sus padres en Pocito y él la llamó para ir a buscarla tras salir del trabajo.

Al otro día, y ya en la casa de los padres de él, volvieron a discutir porque la joven se molestó al tener que limpiar otra vez la suciedad que dejaba el animal en la casa. Fue sobre el mediodía, cuando ella terminó muerta en la habitación que compartían. En la casa, ese día solo estaban la madre y un hermano de él.

Mallea ahora está bastante complicado, pues el juez lo procesó con prisión preventiva por un homicidio con dos agravantes: el vínculo y violencia de género. Ese delito, se castiga con perpetua. Además, le trabó un embargo de un millón de pesos.La resolución aún no está firme.