"Pedimos justicia por Danilo, que el culpable tenga su condena y que su muerte no quede impune". Con esas palabras, la familia de Ángel Danilo Castillo (14) pidió justicia en el día que se cumplen 3 años de la tragedia.

Danilo es el nene zondino de 14 años que el 28 de junio de 2019 murió cuando la ambulancia que lo llevaba al Hospital Rawson para dializarse fue embestida en Chimbas por un Chevrolet Corsa Classic cuyo conductor presuntamente corría una picada. El saldo fue fatal, porque la ambulancia volcó y el nene murió aplastado. Mientras que Juan Carlos Oviedo (61), otro paciente que habían pasado a buscar unas cuadras antes y que también iba a dializarse, perdió la vida al día siguiente.

A Danilo lo dializaban por su poliquistosis hepática y renal 

Los ocupantes de la ambulancia que sobrevivieron fueron el chofer, Oscar "Yayo" Cano, y el padre de Danilo, Jorge Castillo (56), quien de todas formas quedó muy afectado. "Mi viejo tiene un 75% de incapacidad dictaminado por la legista de la aseguradora" explicó Mariana, hija de Jorge y hermana de Danilo.

"Queremos una condena justa, con cárcel. Tienen que cambiar las sentencias para las personas que conducen en estado de ebriedad", reclamó la chica, todavía con bronca porque el conductor del Corsa "venía en estado de ebriedad, corriendo picadas e hizo abandono de persona".

Los cañones apuntan a Rodrigo Fernando Díaz (21), el joven que actualmente se encuentra imputado en la causa. El día del choque, con ayuda del supuesto rival de la picada, escapó tras el impacto. Eran cerca de las 7 cuando la ambulancia transitaba por 25 de Mayo en dirección al Este, mientras que el Corsa lo hacía por Díaz rumbo al Norte. Tras el choque, Díaz abandonó su auto (terminó con el frente destrozado), se subió al del otro joven con el que supuestamente corría una carrera y se fueron. Pero luego cayó cuando fue al hospital a curarse.

Rodrigo Fernando Díaz

El muchacho permaneció detenido un par de meses y luego le otorgaron la libertad, quedando vinculado a la causa por el delito de homicidio culposo agravado por el número de víctimas, por conducir ebrio (se estima que la cantidad que tenía al momento del siniestro podría superar 1 g/l, cuando el límite permitido para conducir es 0,5) y por exceso de velocidad. Su defensa desde un principio alega que la ambulancia ese día no llevaba las luces prendidas y que el automovilista tenía el paso en ese cruce.

"Que esté libre nos da mucha bronca, están jugando con el dolor de la familia" Mariana Castillo

EL ESTREMECEDOR RELATO DEL PADRE

Días después de la tragedia, DIARIO DE CUYO entrevistó a Jorge Castillo, padre de Danilo, quien brindó un estremecedor relato de cómo fueron los momentos anteriores y posteriores a la desgracia.

"Mariana, mirá, yo no sé qué es lo que ha pasado. No tengo ni la menor idea. Pero acá hay un accidente muy grande, hija. Estoy tirado en el piso y no sé dónde está Danilo, nadie me responde si está bien". Jorge estaba tirado en medio de la calle, herido, sin poder levantarse. "Lo único que escuché fue un bombazo y empezamos a dar vueltas. Cuando la ambulancia dejó de girar yo me largué a la calle", recuerdó. Había sacado el celular del bolsillo del pantalón y trataba de comunicarse con su familia. Y a la vez insistía por su hijo: "Danilo, Danilo... ¿dónde estás? Si me escuchás decime, por favor". En eso se le acercó Oscar "Yayo" Cano (58), el chofer de la unidad, que pese al sacudón podía mantenerse en pie. "Yayo, por favor, decime dónde está Danilo. ¿Qué nos ha pasado?". "Tu hijo está aprisionado, por eso he pedido que vengan los bomberos", le respondió. De fondo se escuchaban los gritos de Juan Carlos Oviedo (el que falleció al día siguiente) pidiendo ayuda. A todo esto la gente se seguía agolpando. Y él no dejaba de preguntar por su nene. "Como yo no paraba de repetir su nombre, vino un niño como de 10 años y me dice: "¿Señor, llama a su bebé?" Le digo: "Sí, es mi bebé... ¿vos lo has visto?" "Sí señor, está más allá, pero muerto"".

"Lo único que hice fue encomendarme al Señor", contó aquella vez desde una cama del Hospital Rawson. "Mi hijo era un luchador, lo pinchaban, iba para acá, para allá, jamás se quejaba, siempre tratando de mejorarse de su enfermedad... ¿para qué? Para que venga alguien y se lo lleve así, es algo que no se puede creer. Se me podría haber ido en un quirófano, en un trasplante, pero nunca pensé que así", había lamentado.