Una mujer dijo que un kinesiólogo la manoseó varias veces cuando lo visitaba para rehabilitarse y nunca denunció nada porque creía que era parte del tratamiento, hasta que la tocó bajo su ropa interior y lo denunció. Ayer, luego de ratificar su testimonio ante el juez Martín Heredia Zaldo, el magistrado ordenó apresar al profesional, identificado como Fabián Armando Luque. Cayó preso en su consultorio de calle General Paz, en Capital, dijeron fuentes judiciales.

Según la fiscal Ana Lía Larrea, la denunciante aportó, además, su teléfono celular para ser peritado pues en ese aparato tendría como prueba un mensaje en el que el profesional le pide "perdón" y le dice "me rezafé".

El caso se judicializó en medio del escándalo que involucra al ginecólogo Carlos Martínez, detenido tras recibir 14 denuncias, 13 por presuntos abusos sexuales y otra más por estafa.

Según la fiscal, la denuncia fue realizada en su fiscalía el último viernes. Y desde entonces el caso empezó a tramitarse para verificar la existencia o no de un delito, algo que el magistrado dio por acreditado ayer con la detención del sospechoso, que ahora podrá defenderse dando o no su versión de los hechos.

En teoría, del relato de la denunciante se desprende que las maniobras atribuidas al kinesiólogo podrían ser calificadas como abuso sexual gravemente ultrajante por su duración y las circunstancias de su realización.

Este delito tiene penas de entre 4 y 10 años de cárcel y no permite la excarcelación. De todos modos será el juez quien determinará cuál es la maniobra que se le atribuirá al profesional.

¿Un caso contra el ginecólogo no prescribió?

El juez Pablo Flores cambió la calificación del delito que había atribuido en 2013 al ginecólogo Carlos Martínez. Y así alejó de la prescripción a ese caso, pues aquel año Martínez fue procesado por abuso sexual simple contra una paciente, la Sala I de la Cámara Penal confirmó esa figura delictiva y el caso en teoría debería haber prescripto el año pasado, pues el máximo de la pena que tiene es de 4 años.

Según fuentes judiciales, ahora el magistrado agravó la calificación de ese hecho y lo tipificó como abuso sexual gravemente ultrajante (las penas se elevan de 4 a 10 años) y así el fantasma de la prescripción se aleja.

La pregunta que todos Tribunales se hacen es que evidencia nueva tuvo el juez para modificar su opinión pues, en teoría, el mismo hecho sin otra prueba que la que ya se barajó en aquel momento no debería haber cambiado para peor la situación del imputado. La defensa podrá oponerse si lo considera necesario.