Hace 16 años que a Bibiana Montiveros (53) le prestan las viejas instalaciones de la ex Bodega El Parque de Caucete, sobre calle Justo Castro, y viviendo con su familia en ese lugar pasó por varias situaciones difíciles, pero nunca una tan dramática como la que atraviesa ahora. La causa: un incendio que ayer destruyó prácticamente todas sus cosas, las de su hija Tamara Arancibia (26) y las de los tres hijos de ella, una nena de 8 y dos nenes de 7 y 4 años.

Montiveros es empleada de la Residencia Eva Duarte de Perón y estaba de guardia cuando se desató el siniestro, a eso de las 2.30 de la madrugada. En cambio, su hija y nietos se encontraban en la vivienda, durmiendo todos en un colchón colocado en el comedor para ver televisión, cuando Tamara se dio cuenta que estaban en peligro. "De golpe me desperté y estaba todo lleno de humo negro, ya no se podía ni respirar... lo primero que hice fue sacar a los chicos", recordó con pena la joven, actualmente desempleada. Dijo que luego corrió hacia la parte posterior del predio, donde funciona el camping municipal, y pidió ayuda a los gritos. "Me auxiliaron unos muchachos pero cuando volvimos ya estaba todo tomado por las llamas", lamentó.

La casa está dividida en dos habitaciones que antes eran oficinas de la bodega y una sala más grande que era utilizada para reuniones. Ellos acondicionaron los espacios para vivir, pero las estructuras e instalaciones casi no se modificaron y todo era muy precario. Según las víctimas, el fuego fue ocasionado por un cortocircuito en un tomacorriente. Las chispas tomaron una cama y las llamas se volvieron prácticamente incontrolables y totalmente dañinas, ya que destruyeron casi todos los muebles, las camas, la ropa, los aparatos y demás pertenencias. Además, parte del lugar estaba cubierto con cielo raso y de eso no quedó nada, mientras que otra parte del techo -de madera y chapa- corría riesgo de derrumbe.

"Realmente nos va a costar reponernos de esto. Lo único que agradecemos es que estamos todos bien", valoró Montiveros. Y luego rememoró algunas desgracias que atravesaron, como cuando al nene de 7 años lo picó un alacrán y estuvo en terapia intensiva, o cuando en julio pasado delincuentes les desmantelaron la casa. "Pero esto es lo peor, hemos quedado sin nada y estamos desesperados. Para nosotros esto ya no es habitable, tenemos que empezar de cero y ahora todo está muy difícil", expresó, al borde de las lágrimas.