Los comentarios y los dichos informales de comerciantes llevaron a la Municipalidad de la Capital a iniciar una investigación para comprobar algo que, dicen, es un secreto a voces: que algunos inspectores hacen la vista gorda o liberan zonas a cambio de algún beneficio o suma de dinero. Los principales funcionarios del municipio no quisieron hablar por ahora del tema, pero fuentes calificadas confirmaron que hay en marcha procesos administrativos para determinar si es cierto que hay montada una red corrupta en torno a los controles que se hacen en la ciudad.

Todo podría derivar en un escándalo. Porque si se comprueba que alguien cobra o pide un favor a cambio de omitir un control, estaría cometiendo el delito de cohecho -con penas de 2 a 6 años de prisión e inhabilitación en la Administración Pública- y su caso debería terminar en la Justicia penal. Lo mismo le correspondería a la contraparte, en este caso el que paga, que hace falta para la maniobra.

El municipio que encabeza el intendente Marcelo Lima es el que mayor tarea de control tiene, por la gran cantidad de actividad comercial que hay en su territorio. Bajo la órbita de la Secretaría de Gobierno hay 40 inspectores para cientos de comercios, supermercados, boliches, carros de comidas y con la misión de erradicar a los vendedores ambulantes (Ver aparte), una batalla de nunca acabar.

Fuentes municipales contaron que la decisión política de reforzar los controles se topa con una serie de presuntas irregularidades en el cuerpo de inspectores. Aseguraron, sin dar nombres, que en la calle hay instalados comentarios de comerciantes que afirman que algunos inspectores sugieren o piden una coima para espaciar operativos y mirar hacia otro lado ante un incumplimiento. Esto fue el principal hecho que disparó investigaciones sumarias administrativas en la Capital, para intentar establecer si es verdad y quiénes son los responsables.

Eso no es todo. Las fuentes le confiaron a este diario que hay otros hechos que indican que algo raro pasa. Por ejemplo, inspectores que hablan con vendedores ambulantes y no les decomisan la mercadería. Y otros que abandonan antes de hora su trabajo, quedando los ambulantes sin ningún tipo de control.

Inclusive, hace un año atrás trascendió por lo bajo que hay resabios documentados. En la Capital encontraron escondidos expedientes de controles, en los que disimuladamente figuraba un escrito a mano que decía "volver en 15 días”. Esto, explicaron, es una especie de circuito de las visitas que supuestamente hacen para recaudar.

La tarea no es fácil. Para descubrir una coima, hace falta pruebas concretas. Y, por ahora, en el municipio afirmaron que no hay una denuncia por escrito o un elemento contundente que no deje lugar a dudas.

Debido a las sospechas, en Capital ya hubo hace más de un año atrás un barrido de inspectores que no trascendió públicamente. Un grupo que llevaba años cumpliendo esa función fue trasladado y a los pocos meses, dijeron las fuentes, por un problema de horas extras, volvieron a su lugar de origen.

Ayer este diario intentó hablar con el titular del Centro Comercial, Hermes Rodríguez, por este tema, pero fue imposible porque estaba en Neuquén.