Comer rápido no es saludable. Para disfrutar de los alimentos de la mejor forma posible hay que degustarlos tranquilamente y sin prisas. Sin embargo, muchas veces debido al ritmo de vida tan ajetreado que llevamos y al poco tiempo que tenemos para comer en el trabajo o antes de ir al gimnasio, optamos por hacerlo de forma acelerada. Error. Comer rápido puede resultar perjudicial para la salud por varios motivos. 

Si comemos rápido tardamos más en saciarnos

Cuando masticamos muy rápidamente tardamos más tiempo en saciarnos por lo que necesitaremos tomar más alimentos para experimentar esta sensación. Así, este hábito puede resultar contraproducente ya que al final comeremos más y tardaremos más tiempo que si hubiéramos tomado la comida desde el primer momento de forma tranquila y relajada.

Además, este hecho perjudica bastante a la hora de llevar a cabo una dieta de adelgazamiento, donde uno de los axiomas básicos es comer relajadamente para sentirnos saciados antes.

Por lo tanto, comer muy rápido favorece el sobrepeso, ya que necesitamos más alimentos para sentir saciado nuestro apetito.

Comer rápido dificulta la digestión

Los problemas gástricos y digestivos tienen muchas veces su causa en una ingesta incorrecta de los alimentos. Si no masticamos correctamente y tragamos muy rápido, los alimentos llegan al estómago más grandes y nuestro organismo tiene que emplear más energía en procesarlos.

Así, si los alimentos no se desmenuzan bien en la boca, deben hacerlo después en el estómago y en el intestino, lo que supone un esfuerzo mayor para nuestro sistema digestivo. Además, al comer tan rápido se aumenta la cantidad de aire que tragamos al comer y es más fácil que después suframos flatulencias y sensación de hinchazón en el estómago.

¿Cuánto tiempo debemos emplear en comer?

El tiempo exacto que debemos emplear en comer depende de cada persona y del alimento en cuestión que se esté consumiendo. Sin embargo, como regla básica puede establecerse en 20 el número de masticaciones antes de tragar un alimento.