El miércoles por la noche, durante un asado, el Tuco ya se sentía mal. Tanto, que no comió mucho y tomó agua en vez de gaseosa. El jueves, en la práctica matutina, justo cuando el gobernador Gioja visitó al plantel, Esteban Abalos ya no estaba. Se había ido a su Mendoza natal. El defensor del Bassano de Italia presentaba un cuadro de gastroenteritis. “La pasé mal -aclaró Esteban- porque sentía mucho dolor y estaba con vómito y diarrea. Además, tenía 38 grados de fiebre. Me atendieron en Mendoza y me quedé un día en cama. Ya estoy mucho mejor, pero todavía me duele algo el cuerpo. Perdí tres kilos en dos días. No se puede perder nada de tiempo. Este es un grupo que se sacrifica demasiado, por eso no se le puede fallar”.
