Era docente y escritora. En sus años mozos llegó a conocer a Eusebio Dojorti, más conocido como Buenaventura Luna, porque compartía el terruño. Dejó un legado literario en la aulas y por eso causó tanta conmoción la noticia de su fallecimiento ocurrido ayer por la mañana. Se trata de Hebe Almeida de Gargiulo. Sus restos son velados en la cochería San Juan y el sepelio será a las 11.


Fue un ícono de la cultura local y marcó a generaciones de alumnos por sus enseñanzas.



Gracias a ella se implementó la primera cátedra de literatura infantil en las aulas y supo transmitir, con su escritura, el amor por el terruño, las costumbres y las tradiciones. Formó parte de la galería de Mayores Notables Argentinos del Senado de la Nación, también era ciudadana ilustre y se convirtió en fuente de consulta obligada a la hora de hablar de tradiciones sanjuaninas, sobre todo jachalleras.

Hebe nació en Pampas del Chañar y a los 15 años llegó a la ciudad. Nació el 21 de junio de 1932 de la unión entre el jachallero Duilio Almeida y la porteña Adela Vaisman.


Cuando tenía 23 años se casó con Pablo Gargiulo, su gran maestro en temas políticos y económicos y con el que tuvo 6 hijos y varios nietos.

Mayormente sus escritos están relacionados con las costumbres locales. No sólo escribió obras propias sino que también colaboró con otros autores. Por ello siempre se la consideró como una de las representantes más importantes de la cultura local.

La distinción que le otorgó la Nación, en 2008, fue compartida con personajes importantes tales como Adolfo Bioy Casares, Carlos Gorostiza, Sixto Palavecino y Antonio Tormo, entre otros. Además de esta distinción, tuvo otros premios importantes, tanto en la provincia como a nivel nacional.