Observo, camino, hablo y  entablo relaciones sociales permanentes  con jóvenes estudiantes en mi espacio curricular y también en mi consultorio. Analizo su contexto, su ambiente, su forma de vivir y valoro profundamente su capacidad intelectual. Y destaco algo que puede ayudar a evitar desenlaces terribles como los ocurridos en los últimos días en la provincia: a los adolescentes de hoy les falta conectarse con la “motivación”, saber qué es los que les hace felices, con qué  se identifican. 

Es importante que el adolescente pueda proyectarse,  mirar hacia el futuro prospectivamente, que se cuestione dónde le gustaría verse dentro de unos años;  preguntas que abren espacio a   la reflexión. Como papas NO tenemos que limitar sus respuestas, ni coartarles su forma de expresar, hay que generar espacios para que los jóvenes  expresen lo que tiene dentro de su corazón y  cuenten todo aquello que transite por su interior. Hay que animarlos a ponerse metas, objetivos, incluso si tienen sueños que para los adultos no sean factible, pues es importante NO desmotivarlos, ni decepcionarlos , ya que hay algo por lo cual se apasionan.
 

La motivación no se puede imponer, pero si se puede descubrir. Quizás tu hijo o tu alumno no tenga en claro que es lo que quiere en un par de años para su vida, pero estoy seguro que ante la pregunta ¿porque quieres eso? En su respuesta manifestará que es lo que necesita para ser feliz: “para ayudar a otros”, demuestra mucho de sí y de lo que le da significado a su vida.

Además que es muy importante ajustar el uso del tiempo y los espacios, es fundamental que tengan tiempo para socializar, divertirse, distenderse, pero es importante que el permiso para salir fuera de casa, las horas frente a la tv, video juegos, celular y tablets sean pautados. Como regla promedio no debe superar las dos horas días. Del mismo modo deben fijar normas sobre las salidas en tiempo de clases. Muchas veces la desmotivación surge por tener mucho tiempo libre y lineamientos poco claros. 

Otro elemento fundamental es  que  en vez de hablar de “castigos”, deben decirles que, por no cumplir con las reglas del hogar, o con sus rutinas diarias, podamos contactarlos con las consecuencias de sus faltas: si no estudió no aprobará, lo cual implica no tener vacaciones ni mayor tiempo de esparcimiento. Consecuencias negativas que siguen a la falta de respuesta con los compromisos adquiridos.

Para concluir, ineludiblemente debemos comprender que la adolescencia no es una etapa fácil de transitar para nuestros hijos, puesto que experimentan grandes cambios tanto a nivel personal como social. El apoyo incondicional de sus familias, en especial de sus padres, y  la atención e interés  en todos sus desenvolvimientos cotidianos son fundamentales en ésta etapa en la cual se forjan los mayores vínculos sociales, descubrimientos personales y las emociones se imponen en cada momento de sus vidas.

Los adolescentes caracterizados como seres extremadamente emocionales, siempre buscan un modelo a seguir, es por ello que debemos guiarlos y nunca soltarles la mano al transitar ésta etapa de desarrollo y descubrimientos tan importante en sus vidas.

Colaboración: Federico García / Lic. en Psicopedagogía / federicogarcia.psp@gmail.com / tel 2645585197