Durante la mañana, el trabajo es obligatorio, pero el vínculo con la comunidad y la dedicación que le ponen cada día, hacen que la tarea no termine nunca. Ellos son los agentes sanitarios, trabajadores a tiempo completo que visitan la casa de los pacientes, hacen recorridos en moto, bicicleta y hasta van caminando. San Juan tiene más de 280 y ayer todos fueron capacitados en un salón de Rivadavia.
Aída Cortés y Marianela Antúnez son agentes sanitarias que sacrifican su tiempo a cambio de la satisfacción que sienten al ayudar a sus vecinos. Marianela es de Las Tapias y desde 2008 trabaja en el CIC de esta localidad angaquera. Y aunque muchas veces le toca hacer trabajos de oficina, su pasión es salir a la calle. Más aún cuando recuerda que este trabajo le cambió su vida. ’Empecé a ir al centro de salud porque tenía ataques de pánico. Y el médico me dijo que me hacía falta estar con la gente y ahí me ofreció trabajar como agente’, dijo. Tiene 36 años y cuatro hijos y desde el primer día de trabajo no puede estar sin ver a sus vecinos y saber si están bien, si necesitan algún medicamento o si se olvidaron de ponerse alguna vacuna.
’Mi familia siempre me dice que me va a dejar un colchón en el CIC, porque paso más tiempo ahí que con ellos. Pero igual me entiende’, dijo entre risas. Y reconoció que si es necesario visita a quienes la necesitan en la noche o los fines de semana. Se moviliza en bicicleta, moto o caminado y siempre recuerda a un niño que durante un año visitó todos los días para darle un medicamento porque su madre no se animaba a hacerlo. ’Esas cosas me ponen orgullosísima. Es muy lindo ver que alguien se recuperó por mi ayuda. Es muy satisfactorio’, dijo.
Por su parte, Aída sacrifica su tiempo libre por su trabajo. Es que según ella es muy lindo saberse útil para la comunidad. Ella trabaja en Baldes de las Chilcas, en Valle Fértil, y no le importa si tiene que volver varias veces al día a una misma casa para dejar un medicamento. Es que todo es válido para hacer bien su trabajo.
Desde principio de año Aída se desempeña como agente sanitario y dice que además de conocer a todas las personas del pueblo (unos 613 habitantes), recorrió varias localidades del Valle que no conocía a pesar de haber nacido ahí. ’Vemos de todo y hay lugares a los que solamente entramos en camioneta 4×4. Es que hay todo tipo de terrenos tierra, ripio, médano y cerros’, dijo la mujer que es mamá 2 chicos.
Al igual que ellas, hay más de 280 sanjuaninos que hacen estos mismos trabajos. Y aunque muchas veces no son especialistas en medicina, desde el Ministerio de Salud, dijeron que son uno de los eslabones principales en la cadena sanitaria de la provincia. Es que son los encargados de unir a los centros de salud con los vecinos comunes. ’Son los que en cada localidad saben cuántas mujeres embarazas hay, quienes no se vacunaron, quienes tienen problemas con el agua o que día tienen turno para ir a ver a algún especialista’, dijo el ministro Oscar Balverdi que se encargó de abrir los talleres de ayer.