A este cóctel lo llaman jarra loca, por la mezcla de sustancias que implica y porque los que se reúnen a degustarlo toman todos en un mismo envase. En San Juan usan comúnmente jarabe para la tos y aspirinas con cafeína de venta libre, mezclados con el alcohol en la jarra, según dicen en los hospitales públicos. El consumo se da más entre chicos de 15 a 20 años y puede provocar hasta la muerte. De hecho, la jarra loca copó la agenda de la opinión pública en el país esta semana porque un joven cordobés de 23 años falleció el lunes pasado de un paro cardíaco por mezclar fernet, coca, vodka, energizante y psicofármacos.

La directora del Marcial Quiroga, Susana Rudaeff, afirma que "en la adolescencia los chicos imitan conductas y como lo de la jarra loca se puso de moda en Buenos Aires, en San Juan creció la tendencia este año". La profesional dice que a veces los chicos llegan tan descompuestos que les tienen que poner sondas para que no respiren lo que vomitan y realizarles lavajes estomacales para sacar las sustancias tóxicas.

Por su parte, en el Rawson coinciden en que este año hay más casos de intoxicados a causa de la jarra loca. Y desde su guardia policial comentan casos como el de una adolescente que llegó tan afectada por el cóctel que decía que creía que la habían violado porque tenía puesta su calza con la costura para afuera y no salió así de su casa. Pero luego afirmó no recordar si ella se había colocado la ropa así y además no mostró signos de violación.

No hay una receta para la jarra loca, sólo se le agrega lo que se consiga. Sin embargo, en San Juan la mayoría de los chicos, que terminan descompuestos en centros de salud como el hospital Marcial Quiroga, usan jarabe para la tos porque tiene pseudoefedrina, un estimulante que los excita y los desinhibe. También agregan antihistamínicos con alto contenido de cafeína, que afecta del mismo modo el sistema nervioso central. En el caso de agregar analgésicos a las bebidas, el resultado es una somnolencia en alto grado y un adormecimiento en el cuerpo.

La jarra loca es tomada como un juego entre algunos adolescentes y jóvenes sanjuaninos. Los fines de semana se juntan en alguna casa para hacer la previa antes de ir a bailar o a algún lugar de onda. En una jarra u otro recipiente de similar tamaño mezclan cuanta bebida alcohólica consigan y "le agregamos medicamentos para que pegue más, para volar", comentó un joven de 15 años que participa de este tipo de reuniones. Por otra parte, los adolescentes arguyen que les sale más barato porque no tienen que comprar tanto alcohol para desinhibirse, ya que obtienen los fármacos de sus casas.

La ingesta excesiva de la mezcla puede provocar depresión respiratoria, convulsiones, deterioros importantes en funciones cerebrales o estados de coma porque los estimulantes son depresores del sistema nervioso central. A esto se agrega paros cardíacos por la aceleración en las palpitaciones, que es la principal causa de muerte entre los que quedan a merced del cóctel.