Nadie pudo disimular la cara de cansancio y desazón. Es que el terremoto dejó exhaustos a todos, sobre todo a los que perdieron gran parte de sus cosas entre los escombros. Sin embargo, ayer, con el Sol a pleno y ya con menos miedo que la noche anterior, los sanjuaninos se pusieron a trabajar para volver a empezar. Así vivieron las primeras horas las familias de los asentamientos que se vieron más afectados, de los departamentos Pocito y Rivadavia, quienes en todo momento agradecieron no haber sufrido pérdidas de familiares.

Con incertidumbre, porque muchos no saben dónde vivirán hasta que tengan casa y porque no pueden volver a levantar una edificación mientras tanto, muchos sanjuaninos trataron de enfocarse en el futuro y empezaron a buscar entre los adobes, la tierra y las cañas. Sin embrago, todos dijeron que tienen mucho miedo de que la situación del lunes por la noche se repita.

  • Como buscando una respuesta

Carlos y Romina Pedernero (foto) son del asentamiento Pellegrini, de La Bebida, Rivadavia. El marco de la puerta, un pedazo de nailon colgando, un anafe, en el que ayer trataban de cocinar unas supremas, y una cama es lo único que les quedó luego del terremoto. Mientras miraban los restos de escombros y por momentos hasta el cielo, los hermanos contaron que no saben cómo harán para empezar de vuelta. La mujer tiene una hija de 4 años y comentó que logró sacar a su nena de la cama y que cuando atravesaron la puerta todo se les vino abajo de inmediato.

  • Siente que se le derrumbó la vida

"Trabajo día y noche. El terremoto me quitó 15 años de trabajo. Hice un gran esfuerzo y ahora no tenemos nada. Siento que se me derrumbó la vida con el terremoto", dijo Orlando Cornejo, que vive en el asentamiento que está ubicado en calles Aberastain y 15, en Pocito. El hombre que tiene 3 niños comentó que cuando salió el Sol, luego del terremoto, esperaba poder rescatar algo, pero eso no fue posible. "La heladera está destruida, las cuchetas de los niños quedaron rotas y hasta la moto que me lleva y me trae está mal", agregó el hombre que ayer lloraba cuando pensaba cómo iba a hacer para empezar de nuevo. Orlando comentó que ellos lograron salir justo a tiempo de la casa cuando comenzó el terremoto y que eso los salvó.

  • Con la mitad de la casa en el suelo

Con la mitad de la casa apuntalada y la otra mitad totalmente derrumbada, Michel Campillay comentó que perdió mucho. "Salimos corriendo. A mi señora un palo le golpeó la cara, pero está bien", agregó.

  • Embarazada y sin paredes

Andrea Vega tiene 38 semanas de embarazo y aún no sabe cómo hará para llevar a su bebé a su casa, pues tras el terremoto sólo le quedó el techo y una de las paredes. Lo demás se cayó.

  • Quedaron casi en la calle

Romina Pérez y su hija viven en Pocito y perdieron gran parte de su casa. Durante la noche sólo pudieron rescatar el colchón para poder dormir en la vereda porque lo que quedó de pie está inhabitable.

  • Todos juntos para volver a empezar

La familia Guevara es multitudinaria. En un mismo terreno tienen 3 casas, en las que viven unas 12 personas entre niños y grandes. Ellos perdieron gran parte de las tres viviendas. "El baño está destruido y lo único que nos quedó en pie es el comedor de la casa, pero ya sacamos todo porque el techo cruje a cada rato y en cualquier momento se nos derrumba", dijo Florencia Guevara, mientras que sus hermanos, cuñadas y su papá recogieron ladrillos y adobes para poder rescatar los que están en buen estado para ver si los pueden reutilizar. "Trabajamos toda la noche para tratar de sacar las cosas sanas de la casa y ahora estamos viendo cómo hacer para volver a levantar las casas, porque no tenemos dónde ir", agregó.

  • Con la habitación a la intemperie

Fernando Díaz vive en Carpintería, Pocito, con su esposa y una nena de 2 años. El terremoto les derrumbó una pared de su rancho.

  • Sacando los escombros

La familia Aguirre fue una de las más afectadas en el asentamiento La Unión, en Pocito. Ayer sacaban escombros, aunque perdieron casi todo.

  • Una desagradable sorpresa

Juan Pablo Romano es papá de 5 niños. Cuando regresaron a su casa luego de una cena, se encontraron con todo en el suelo.

  • Un momento grabado a fuego

"Cuando sentí las cañas crujir salí de inmediato y los adobes comenzaron a caer levantando mucho polvo", dijo Mario Molina, del asentamiento Roger Ballet, en Pocito.