Atentos. Los padres de los alumnos de 6to B de la Escuela Mercedes San Martín de Balcarce son los que prestan más atención a las explicaciones del maestro, Carlos Orozco.

Dejaron de lado la vergüenza para animarse a dar el gran paso de sus vidas: volver a cursar el 6to grado para superar su ignorancia. No son repitentes ni participan del Programa de Educación Primaria para Adultos. Son padres mayores de 20 años que toman clase junto a sus hijos en la Escuela Mercedes San Martín de Balcarce, en Rawson. Fue luego de que el maestro a cargo del aula y las autoridades escolares correspondientes les dieran la autorización para hacerlo, tras considerar que cualquier institución educativa debe estar abierta a la comunidad y educar a todo aquel que quiera superarse.


Gabriela Narváez dejó de sentirse "inútil". Ahora ya puede explicarle los ejercicios combinados a su hija para que llegue a la próxima prueba mejor preparada y con mayor confianza. Para conseguir este avance fue que decidió volver a cursar el 6to grado junto a ella. "Me sentía muy mal cuando Zamira me pedía que la ayudara con los deberes y no podía porque yo tampoco entendía el tema. A mí, y a los demás padres, nos cambió la vida cuando nos permitieron quedarnos a las clases. A parte es algo que disfrutamos como si fuéramos niños", dijo la joven.


Según Carlos Orozco, maestro del 6to B, dijo que dos factores se combinaron para que surgiera la iniciativa de incorporar a los padres de los alumnos a las clases. Dijo que, por un lado, hay varios papás que no hicieron o terminaron el secundario y, por otro, que los contenidos se renovaron y profundizaron, por lo que ellos quedaron desactualizados respecto a lo que aprendieron durante su etapa escolar. "Los chicos están cursando el Ingreso para la escuela secundaria y muchos papás no estaban en condiciones de explicarles los temas que no entendían ni de pagarles un profesor particular. Por eso me surgió la iniciativa de ayudarlos. Pasamos por algunas instancias previas antes de dejarlos que se queden en clase", dijo Orozco.


El docente dijo que primero les propuso a los papás que asistieran a la escuela en las horas en que los chicos cursan las materias especiales, tiempo que él tenía disponible para poderles explicar algunos temas. Pero esta estrategia no resultó porque la mayoría no podía venir en esos horarios. La segunda propuesta de Orozco fue que asistieran un par de minutos antes del ingreso de los chicos o después de su salida, aunque tampoco fue positiva, ya que el tiempo de enseñanza era muy escaso. Tras esto, y priorizando la actitud de los padres, es que el docente decidió incorporarlos a las clases diarias junto a sus hijos, contando con la autorización tanto de Marta Romario, directora de esta escuela, como de Celia Rocco, supervisora de Educación. "Estos papás siempre han estado presentes en cada actividad escolar y participado en cada proyecto junto a los chicos. Es por eso que quisimos darles este beneficio a modo de recompensa por su colaboración y apoyo a la institución", dijo Romarión.


Facundo Quiroga, padre del alumno Agustín, pidió disculpas por haber llegado tarde a clase. Es que se demoró más de lo esperado cavando los pozos para que los chicos plante 6 árboles en el frente del edificio escolar la próxima semana. Es uno de los papás que colabora en cada proyecto institucional y que asiste a clase cada vez que su trabajo lo permite.


Si hay algo que caracteriza a estos papás es la puntualidad y el respeto. Llegan justo cuando suena el timbre de ingreso a clase y participan de la formación previa. Luego, en silencio y con sus propios útiles, entran en el aula para ocupar el mesón que el maestro les colocó al lado de su escritorio. Es que más que alumnos los considera sus colaboradores. "Como puedo compartir la Internet de mi celular con otros ocho teléfonos, mientras yo les explico algún tema a los chicos, los papás se encargan de buscar más información sobre el mismo para poder profundizarlo. Además, se ofrecen para hacer afiches y maquetas. Realmente son de gran ayuda", dijo Orozco.


De todos modos, y pese a su colaboración y situación especial, los papás deben cumplir con las mismas obligaciones que sus hijos dentro del aula. El maestro también les toma una prueba o lección y les hace preguntas durante la clase. "Nombren alguna provincia vecina de San Juan", dijo el docente mirando hacia el grupo de los padres. "Córdoba", respondió uno de ellos y desató la risa de toda la clase.


Mate de por medio, los adultos se concentran en las tareas, especialmente en las de Matemáticas que, como a sus hijos, son las que más les cuesta entender. Por eso le piden al maestro que les dé más ejercitación de deberes para seguir practicando en sus casas.

Testimonios

  • HÉCTOR GUZMÁN    Papá de Yago

"No pude hacer el secundario así que estoy muy agradecido de la posibilidad de seguir aprendiendo junto a nuestros hijos. A veces yo no puedo asistir a la clase, pero me reemplaza mi esposa".

  • VERÓNICA GUEVARA    Mamá de Braian

"La educación avanzó tanto que nuestra generación quedó desactualizada. Tengo el secundario completo, pero aún así no puedo ayudarlo a mi hijo con los deberes, por eso volví a estudiar".

  • GABRIELA NARVÁES    Mamá de Zamira

"Me embaracé cuando era adolescente y no pude terminar el secundario así que para mí es un sueño volver a un aula. Siento que mi hija está orgullosa de mí por animarme a estudiar".

  • MELISA GALLÁ    Mamá de Leonel

"El maestro, Carlos Orozco, es genial. No sólo nos enseña sin obligación de hacerlo, sino que también nos incentiva a seguir investigando un tema y a utilizar los medios tecnológicos para eso".