Jace Fuller es de Estados Unidos (EEUU). En 2020 comenzó una aventura en bicicleta: pedalear desde Alaska hasta Ushuaia, para conocer América. Ese proyecto se vio frustrado por la pandemia de covid-19 que lo encontró llegando a San Juan. El joven, que habla muy poco español, decidió volver a su tierra natal y dejó su bici, en la provincia. Ahora, luego de dos años, regresó a buscarla para continuar su viaje.

Llegó a San Juan unos días antes de que empezara la cuarentena en marzo de 2020. Comenzó su viaje con dos amigos. "Estaba con dos viajeros más y en cuanto empezó lo de la pandemia me fui. Los otros viajeros se quedaron varados varios meses acá" comentó Jace y dijo que dejó su bici en un hotel porque decidió viajar antes que cerraran las fronteras y no le dio tiempo de conseguir una caja grande para poder empacarla.

"Durante dos años mantuve contacto con los dueños del hotel y ellos me decían que aún tenían la bici y hasta me mandaron fotos. Entonces, cuando abrieron las fronteras y la pandemia estaba más controlada decidí volver", dijo el joven que comenzó su viaje en Deadhorse, en Alaska, el sitio más lejano que se puede llegar en el Norte.

Cuando llegó a San Juan, hace unos días, Jace tuvo el reencuentro con su bici y decidió retomar su aventura. Comentó que llevó su bici a un taller para que lo dejaran en buenas condiciones, pues con el desuso se habían oxidado algunas partes y tenía que cambiar las cubiertas de ambas ruedas.

Dijo que se sintió esperanzado de poder cumplir con su proyecto y contó que viajó por Alaska, Canadá, EEUU, México y América Central. "Estuve en Ecuador y ahora espero terminar el viaje, desde San Juan a Ushuaia en 3 o 4 meses. Espero hacerlo antes de que llegue el invierno más fuerte", dijo y comentó que la vida nómade siempre fue algo que le gustó. De hecho contó que sobrevive gracias a los trabajos de temporada.

Agregó que casi siempre trabajó como guía de turismo en distintos lugares de EEUU. "Cuando empezó la pandemia no trabajé por dos meses porque no había trabajo, pero luego encontré. Fui operador de una aerosilla en un pueblo en Colorado", relató y dijo que también manejó un colectivo en Utah y que después volvió a Alaska. "Estuve en un lugar llamado Coldfoot que está alejado de todo. Creo que el pueblo más cercano está a 400 kilómetros y es increíblemente hermoso. En todos esos trabajos me dieron alquiler gratis o muy bajo -barato- y hasta me pagaban la comida, entonces pude ahorrar para poder seguir ahora con la aventura", dijo antes de partir rumbo a Mendoza, para continuar su viaje, por el resto de Argentina.