Puntuales. Entusiasmados. Con toda la energía. Le cantan cada jueves a Dios. Llegan a la Catedral, con la guitarra bajo el brazo y olvidan todo lo malo que les puede estar pasando. Se trata de enfermos psiquiátricos que están internados en una clínica privada y que a modo de terapia van todos los jueves a la iglesia a cantar. Eso fue lo que llevó a que monseñor Alfonso Delgado, el padre Rómulo Cámpora y el presbítero Martín Reta, tomaran la iniciativa de invitar a estos pacientes a participar de la celebración del Lavado de los Pies, hoy a partir de las 21.

Serán 12 pacientes (la misma cantidad que de apóstoles) de la clínica psiquiátrica León Cali, los que participen de la celebración religiosa de esta noche. Pero no es la primera vez que esta gente, todos adultos, forma parte de un ritual católico. Durante la Cuaresma, todas las semanas, hicieron un Vía Crucis en la plaza Gertrudis Funes. En estas procesiones también participaron los vecinos de la zona. "La experiencia es terapéutica pero además es una iniciativa para crear un espacio en la sociedad", dijo Juan Carlos Oropel, que es profesor de gimnasia, trabaja en la clínica y es quien organiza estas movidas terapéuticas poco convencionales.

Estos pacientes, entre los que se encuentran enfermos oligofrénicos, esquizofrénicos y hasta bipolares, van a la Catedral desde hace un año, todas las semanas. Es por eso que el lugar ya se transformó en un segundo hogar. "Que ellos participen en el Lavatorio de los Pies, es la mejor muestra de humildad por parte de la Iglesia. Y es eso justamente lo que quiso hacer Jesús cuando lavó los pies a sus apóstoles", dijo Martín Reta. El Lavado de los Pies se realiza el Jueves Santo en la misa vespertina. La ceremonia se lleva a cabo antes del ofertorio. Es cuando el sacerdote, en este caso monseñor Delgado, toma una toalla y una bandeja con agua y lava los pies de doce varones. Es para recordar el mismo gesto de Jesús con sus apóstoles en la Ultima Cena. Por lo general se le lava los pies a otros sacerdotes. Pero en San Juan, hubo oportunidades en las que el arzobispo realizó el ritual a laicos. Es una ceremonia que simboliza la humildad y el sentimiento de servicio hacia los demás.