La ONG Campaña Internacional para la Abolición de las Armas Nucleares (ICAN) se ha convertido en la primera organización de este tipo en recibir el Premio Nobel de la Paz, por la labor que está cumpliendo en una época que se presenta muy conflictiva a nivel mundial, por el peligro de una guerra a partir de las pruebas nucleares que está llevando a cabo Corea del Norte y la posición asumida por las grandes potencias que han dispuesto maniobras militares en cercanías de ese país.


La entrega del prestigioso premio de la Fundación Nobel, realizada en Oslo, Noruega, es un guiño de la comunidad internacional a entidades, con participación ciudadana, que se están pronunciando en contra de la proliferación de armas atómicas, promoviendo el desarme como única alternativa para frenar la carrera armamentista.


Con el recuerdo de las experiencias atómicas de Hiroshima y Nagaski, que dejaron 220.000 muertos y cuantiosas pérdidas materiales hace 72 años, y como testimonio vivo de aquella tragedia de la humanidad, la sobreviviente Setsuko Thurlow, narró ante los asistentes el horror que representa una guerra con armas nucleares. Dijo que lo vivido el 6 de agosto de 1945 fue "el infierno en la Tierra''.


Además del Premio Nobel, la ONG ICAN, cuya directora es Beatrice Fihn, se ha adjudicado hace unos meses el logro de que las Naciones Unidas aprobaran un nuevo tratado de prohibición del uso de armas nucleares. El documento fue aprobado por 122 países, a pesar de la oposición de las 9 potencias nucelares, por lo que podría tardar años en entrar en vigencia, ya que debe ser ratificado, al menos, por 50 firmantes.


La Campaña Internacional agrupa a unas 500 ONG de distintos países, entre los que figura una organización argentina, y cuenta con una prolongada trayectoria alertando el peligro que constituyen este tipo de armas para la supervivencia del mundo.


El mensaje principal de la ICAN "es que el mundo no puede nunca ser seguro mientras tengamos armas nucleares''. Esto va en contra de los que aseguran que las armas atómicas son instrumentos disuasivos que permiten evitar conflictos a los que no se puede renunciar. Ante esto responden que las armas nucleares son tan peligrosas que la única medida responsable es trabajar para su desmantelamiento y destrucción.